EL PAíS
“La unidad es necesaria, el problema es si es posible”
Con 50 años de afiliado al Partido Comunista, Marcos Wolman se convirtió en legislador porteño, luego de que Vilma Ripoll le cediera su banca, en un acuerdo de Izquierda Unida.
En este reportaje, Wolman habla de las diferencias dentro de la izquierda argentina.
Por M. J.
Marcos Wolman lleva días como diputado porteño y su mandato durará apenas hasta diciembre de 2005. Tiene 69 años, 50 como afiliado al Partido Comunista y 12 como miembro de su Comité Central. Ahora ocupa la banca que le pasó Vilma Ripoll, como parte de un acuerdo entre las fuerzas que componen Izquierda Unida (IU), por lo que empezó a vivir su primera experiencia parlamentaria. Considera que pronto será parte del interbloque de izquierda, que se presentó en sociedad el mismo día que él juró en la Legislatura porteña y cree que IU debe formar parte de una unidad más amplia de los sectores “agredidos por el modelo y el sistema” capaz de “forjar un nuevo movimiento histórico”.
–¿Cómo siente su incorporación como diputado a través de un acuerdo de estas características?
–Lo importante es que hayamos cumplido los acuerdos programáticos y los compromisos internos, como el de compartir un mandato parlamentario. Cumplir este acuerdo es de carácter moral frente a la sociedad, lo que demuestra que no sólo es posible la unidad de los sectores de izquierda sino también crecer y lograr más unidad. Este es un paso importante para avanzar en la democracia interna dentro de ésta y de otras alianzas más amplias, sin necesidad de pelearse por los puestos en las listas.
–El día que usted se incorporó a la Legislatura también se presentó un interbloque de izquierda que, de hecho, ya venía trabajando con IU en el recinto. ¿Se sumará a ese nuevo reagrupamiento parlamentario?
–Recién nos interiorizamos sobre esta situación y ya hemos conversado con ellos. Lo vamos a tratar en el partido en estos días, pero seguramente seremos parte de este acuerdo.
–Usted rescata el valor del respeto a los acuerdos logrados en IU, pero hace pocos días el congreso partidario del PC respaldó la postura de desarrollar trabajos unitarios. ¿Cómo es eso?
–Hace una semana, en el acto de Plaza de Mayo, pusimos de manifiesto la necesidad de crecer con IU, inclusive de pasar a otros niveles mayores de unidad. Pasar de una unidad coyuntural a una unidad en el plano social, del movimiento obrero, universitario, estudiantil.
–Allí también hablaron de ampliar IU. ¿Comenzarán una ronda de consulta con dirigentes como Luis Zamora y Jorge Altamira del Partido Obrero?
–Nosotros queremos unir todo un espacio, que se manifieste opuesto a las políticas neoliberales y del imperialismo. Y desde allí generar una oposición no sólo declamativa. Forjar una fuerza que sea capaz de generar un nuevo movimiento histórico, con todos los agredidos por el modelo: la clase obrera en toda su amplitud, con desocupados, piqueteros y jubilados, además de los sectores de pequeños y medianos empresarios y productores agropecuarios, intelectuales y estudiantiles.
–¿Pero van a charlar o no con Zamora y Altamira?
–En todas las elecciones hemos hablado con el conjunto de las fuerzas de izquierda. Pero cuando nosotros hablamos de este espacio amplio, no estamos hablando de un espacio exclusivamente electoral sino estratégico. En lo electoral, tenemos un acuerdo con IU, de que en la provincia de Buenos Aires también participa el Partido Socialista.
–El PC participó hace poco del encuentro de Rosario, donde hubo un amplio abanico de dirigentes y organizaciones progresistas. Pero eso no fue bien visto por los dirigentes del MST, sus principales socios en IU.
–Pensamos que junto al MST debemos participar de ese nuevo espacio. Vamos a seguir conversando, aunque por ahora, tenemos opiniones diferentes.
–El MST fue muy crítico de ese encuentro. Dijeron que el progresismo representado en Rosario ya había fracasado.
–Es una posición. Creo que es bueno participar de estos encuentros para ver qué se discute. Allí hablamos de una crisis profunda del sistema, pero también existe una crisis de representatividad en el conjunto de las fuerzas políticas. Es necesario que todos los reagrupamientos encontremos un camino y una unidad que permita construir una herramienta política. De lo contrario, los momentos de crisis pasan y son aprovechados por los sectores que siempre se unen, que son los de derecha. Así pasó con el 19 y 20 de diciembre de 2001. Estaba la gente en la calle, un momento de auge del movimiento popular que podía expresarse en una nueva representatividad política de gobierno, pero que no encontró una expresión, ni la unidad de la izquierda y del campo popular, que avanzara hacia cambios reales.
–Dentro de los potenciales aliados de los que usted habla, muchos ahora simpatizan con el gobierno de Néstor Kirchner.
–Hay sectores que han tenido posiciones críticas en otros momentos y ahora han pasado a un apoyo incondicional al Gobierno, generando estos ámbitos transversales. No es el camino. Vamos a seguir actuando con todos aquellos que estén dispuestos a armar un programa claro sobre la resolución de los problemas, que requiere la situación de emergencia que vivimos. Pero que debe ser político y no solamente reivindicativo.
–¿Continuarán entonces actuando en estos dos ámbitos, por un lado, en la IU y, por el otro, en este nuevo frente progresista?
–No hay contradicción entre ambos, es un razonamiento dialéctico. Es decir, vamos con la unidad de la izquierda hacia un frente más amplio. IU no es sólo el MST y el PC, hay gente que viene de sectores independientes que participaron en este proceso.
–¿Le parece posible hablar de un nuevo movimiento histórico?
–Es posible a partir de las experiencias que se están dando en toda Latinoamérica. El triunfo del Frente Amplio en Uruguay, que no será un camino de rosas, pero donde se construyó una fuerza que rompió con el bipartidismo en ese país. Hay avances en la unidad de izquierda en Chile, Nicaragua, El Salvador y en Brasil, donde con muchas dificultades se reconstruye el proceso de unidad. Existe un momento interesante de contraofensiva del campo popular en el orden americano.
–¿Por qué esas experiencias no se dan en nuestro país?
–La unidad es necesaria, el problema es si es posible. No hemos tenido la capacidad de lograrla. También tiene raíces históricas, en la que han incidido mucho las formas en que se han manejado las más importantes fuerzas políticas de este país, y que del campo de la izquierda no hemos sabido y no hemos podido contrarrestar.