EL PAíS
Un tsunami textil que llega de China y Brasil
Los empresarios afectados denuncian dumping en la entrada de poliéster chino y toallas brasileñas y reclaman medidas a la Secretaría de Industria.
Por Marcelo Zlotogwiazda
“Está llegando de China y de otros países del sudeste asiático tela de poliéster liso que se usa para forrería a 1,90 dólar el kilo, mientras el hilado sintético que se usa como materia prima para fabricar esa tela no se consigue en el mercado internacional a menos de 2 dólares el kilo.” Lo que cuenta el textilero Rodolfo Bessi, director de la firma Foderami SA, ilustra que las prácticas de dumping o quizá también de subfacturación y contrabando, están a la orden del día y provocan que tanto su empresa como varias otras que fabrican localmente ese producto estén funcionando a la mitad del ritmo que podrían hacerlo y, obviamente, con la mitad del personal.
La competencia desleal que en textiles sintéticos proviene del otro lado del mundo se repite en el caso de las toallas, pero desde aquí al lado: los fabricantes locales también se quejan del dumping y de la invasión brasileña que ha copado más de la mitad del mercado local. Como se desprende de estos dos ejemplos, las deficiencias de la Aduana en la tarea de control y las de la Secretaría de Industria en la aplicación de medidas antidumping son dos asignaturas pendientes de la gestión económica del actual gobierno.
Los fabricantes de textiles sintéticos están muy activos desde hace tiempo para frenar el dumping. De hecho en febrero de 2004, Foderami, Chiarito y Textil World presentaron ante el Gobierno una denuncia por presunto antidumping de importaciones procedentes de Indonesia, Tailandia, Corea y Malasia, aunque tienen la firme sospecha que parte de la mercadería tiene como verdadero origen a China, que estaría triangulando un porcentaje de su producción vía países cercanos.
Tras una lenta investigación de la denuncia, la Secretaría de Industria finalmente le dio la razón a los demandantes, y en una resolución de septiembre del año pasado estableció que los porcentajes de dumping oscilaban entre un mínimo del 67 por ciento y un máximo del 1271 por ciento, según las diferentes posiciones arancelarias y los distintos países de embarque. Además de una investigación a paso de tortuga, desde que se determinó el dumping, ya transcurrió más de medio año sin que la autoridad correspondiente (la Comisión Nacional de Comercio Exterior) impusiera los adecuados derechos compensatorios para neutralizar la competencia desleal, o como alternativa precios mínimos de importación.
Los empresarios perjudicados se quejan airadamente de lo poco expeditiva que resultó en este aspecto la gestión de Alberto Dumont, quien fuera secretario de Industria hasta hace dos meses. “Y la demora no es gratis. Cuando presentamos la denuncia, los tejidos del sudeste asiático abastecían la mitad del mercado local y, desde entonces, crecieron hasta alrededor del 70 por ciento”, protesta Bessi. Entre los tres denunciantes emplean unos 300 operarios, que serían bastantes más si no sufrieran el dumping.
Bessi reconoce que la llegada de Miguel Peirano en reemplazo de Dumont alimentó el optimismo respecto a una labor más eficaz por parte de la Secretaría de Industria. “En los encuentros que mantuvimos con el nuevo secretario lo notamos mucho más sensible y dispuesto a actuar que al anterior.” La opinión es coincidente con la de Mariano Kestelboim, economista de la Fundación ProTejer a la que pertenecen los denunciantes.
Lo mismo que los toalleros, que pese a quejarse también por la competencia desleal, pero brasileña, aún no iniciaron el trámite antidumping, a la espera del resultado del encuentro bilateral con los exportadores del socio mayor del Mercosur que se realizaba al cierre de esta nota en Río de Janeiro.
Según señaló a Página/12 José Ini, miembro de la Cámara Argentina de Productores de Toallas, “consideramos al Mercosur como una herramienta muyimportante, pero siempre y cuando se contemplen las asimetrías de tamaño y nuestro Estado se ocupe de evitar desequilibrios y prácticas desleales”. La importación de toallas desde Brasil ha crecido a un ritmo extraordinario en los últimos dos años, al punto que no se encuentra lejos del máximo registrado en el año 2000. El año pasado los productos de ese origen coparon el 60 por ciento del mercado local, y no se descarta que el porcentaje sea mayor este año, si no se alzan barreras.
Una investigación elaborada por la Fundación ProTejer revela que el precio FOB por kilo de toalla exportado desde Brasil se redujo casi un tercio en los últimos años y es mucho más bajo no sólo que el precio al que se vende el mismo producto en Brasil, sino también al valor de exportación del kilo de toalla a otros destinos.
Alarmados de lo que viene sucediendo en estos y en otros rubros del sector, la fundación está organizando para el próximo 26 de abril un seminario titulado “Podemos defender lo nuestro: sepamos cómo hacerlo”.