EL PAíS › EL GOBIERNO TUVO UN SABADO DE NEGOCIACIONES CON LEGISLADORES JUSTICIALISTAS
Tropa ordenada, voto seguro para la ley
Los lobbies apretaban al Gobierno y a diputados, los menemistas tentaban a colegas sin instrucciones claras, las provincias petroleras y los legisladores sindicales temían, pero la ecuación cerró. Con concesiones y modificaciones, se fue a votar.
Por Felipe Yapur
Costó, pero finalmente el justicialismo logró aprobar en general la ley que permite entre otros temas la salida de la convertibilidad y abre paso a una devaluación de magnitud todavía incalculable. La principal dificultad que encontró el PJ fue la hiperactividad de los lobbies de bancos y empresas privatizadas –en particular telefónicas y petroleras– que atacaron tanto al Gobierno como a los legisladores para frenar lo que consideraban una ley que perjudica sus multimillonarias ganancias. Unos y otros se adjudicaron la firmeza para soportar estas presiones. Pero todavía se pueden producir sorpresas, sobre todo ahora que, al cierre de esta edición, se aprestaban a debatir en particular la norma que el Ejecutivo denominó de Emergencia y de Reforma del Régimen Cambiario y donde se puedan introducir modificaciones al texto original.
De no mediar alguna sorpresa, la norma que se aprobó aplica la emergencia económica, administrativa y financiera, otorgándole al Ejecutivo amplias facultades superiores a las que en marzo pasado se le otorgaron al entonces ministro Domingo Cavallo. Pesifica las deudas en el sistema financiero inferiores a 100.000 dólares, otorga facultades por dos años y autoriza al Gobierno a establecer el sistema que determine la relación de cambio entre el peso y las divisas extranjeras, y que dicte regulaciones cambiarias.
El comienzo de la sesión no fue sencillo. Gobierno y diputados debieron sortear incontables presiones y lobbies de bancos y empresas privatizadas que intentaron morigerar los alcances de la norma. Gobierno y legisladores se acusaron por igual de ser permeables a las operaciones de los grupos de poder. Desde la Rosada se dijo que había diputados que estaban operando en contra de la ley, que hablaban en nombre de las grandes empresas y de la banca. El principal sector señalado fue el menemismo. Si bien ampliamente minoritarios en la bancada, encontraron eco a su posición anti-devaluación por la ausencia de una directiva clara de los gobernadores. También se acusaba a algunos legisladores como permeables a los reclamos de las petroleras.
Para desactivar estas operaciones, el Gobierno decidió atacar a los díscolos menemistas encolumnando a los gobernadores. La herramienta utilizada fue un decreto firmado el viernes a la noche que autorizó el pago de la totalidad de la deuda que el Estado mantiene con las provincias. El pago es con Lecop, pero servirá para descomprimir la situación de las provincias y, de paso, provocar a los mandatarios que instruyan a sus legisladores para acompañar el proyecto. Sin duda algo pasó, porque los que dudaban y se tentaban con el canto de los menemistas, se alinearon con las directivas de la conducción del bloque.
Los duhaldistas agregan un detalle más. Juran que durante la reunión en Gobierno de Duhalde con una delegación de diputados, los amenazó con denunciar con nombre y apellido a los legisladores que “operaban a favor de los lobbies”. No quisieron dar nombres, pero dijeron que no eran más que cuatro o cinco.
Los diputados, en cambio, sostienen que fueron ellos los que enderezaron al Gobierno. Llegaron a la Casa Rosada convencidos de que el ministro Jorge Remes Lenicov era quien estaba dando marcha atrás con la decisión de pesificar las deudas de hasta 100.000 pesos o dólares y, sobre todo, de las tarifas de las empresas privatizadas. Fue así que, relató un testigo del encuentro nocturno, los diputados Jorge Matzkin (La Pampa), Jorge Obeid (Santa Fe), Juan Schiaretti (Córdoba), Juan Urtubey (Salta), Eduardo Camaño (Buenos Aires) y los senadores Jorge Yoma (La Rioja) y Carlos Verna (La Pampa) le aseguraron a Duhalde que estaban decididos “a poner el pecho a las presiones y votar la norma tal cual estaba redactada”. Es más, le aseguraron que habían implementado un sistema de contención de los “revoltosos” y que superarían la presión de “la gente de Telefónica y Telecom” que no dejaban de “hablar” con los legisladores
Pero allí no terminó todo. Durante la mañana de ayer, la conducción del bloque lidió con diputados que, sin responder a las presiones externas, se oponían a algunos artículos porque entendían que lesionaban intereses de sus provincias. Fue el caso de los patagónicos, que veían en el impuesto a las petroleras una peligrosa quita en las regalías y solicitaban que la norma dijera explícitamente que el impuesto se aplica una vez que las empresas abonen las regalías petroleras. El párrafo se incorporó.
La conducción del bloque también debió atender los reclamos de los legisladores de extracción sindical. Saúl Ubaldini y Oraldo Britos eran los más enérgicos. Al primero lo calmó el propio Duhalde, quien le aseguró que en el transcurso de la semana que viene se presentará un programa social no contemplado en la ley que se debatía anoche. A Britos, en tanto, se le aceptó la incorporación de dos párrafos conteniendo la suspensión de los despidos por 90 días y el respeto de los convenios colectivos.
Salvados los escollos, el justicialismo bajó al recinto donde ya lo esperaba el radicalismo que, consciente de su debilidad, había decidido apoyar sin objeciones la norma. Con la UCR acompañando y con el PJ ordenado, la resistencia del resto de los bloques no era un problema.
El encargado de presentar el proyecto del nuevo oficialismo fue, como hace once años cuando defendió la convertibilidad, el pampeano Matzkin. “Venimos con urgencia a otorgar instrumentos y el marco jurídico necesario para hacer torcer el rumbo del caos en el que está nuestro país porque sino se deroga la convertibilidad, se corre el riesgo de que el mercado nos lleve de la ceja”, aseguró con firmeza. El pampeano habló con un marcado pragmatismo que le permitió asegurar que para la convertibilidad “fue un magnífico instrumento de política económica” (ver abajo).
El día prácticamente concluía cuando los legisladores se aprestaban a aprobar en general la norma, monitoreada por el gobierno en comunicación directa con sus hombres en el recinto. Estos alfiles le relataban lo que sucedía y acordaban las modificaciones que se realizaban sobre la marcha. Hoy, el país se levantará con un regalo de Reyes en los zapatos que se concretará al mediodía, cuando se prevé que los senadores sancionen la norma que pondrá punto final a la convertibilidad.