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Lo que no lograron los vecinos que lo escracharon frente a su departamento de la avenida Santa Fe, está por conseguirlo, si cumple con su palabra, el fotógrafo que lo retrató en el Senado con un mensaje en sus manos: Raúl Alfonsín prometió renunciar a su banca. Se encargó de aclarar que lo haría luego de que finalizara el mandato de Eduardo Duhalde en 2003, “es muy probable que ahí sí”. El impacto de ser fotografiado con un papelito en el que se le recomendaba “cajonear” el pliego de un concursante para el cargo de camarista también lo llevó a reconocer que “no quiso ser candidato a senador”.
La proclamada voluntad de Alfonsín de dar un paso al costado y dejar su banca se da de bruces con anteriores dichos suyos. Cuando se le planteó la posibilidad de la realización de elecciones anticipadas y que las mismas incluyeran todos los cargos electivos, el líder radical puso el grito en el cielo y señaló que de ninguna manera pensaba renunciar. En verdad hace tiempo que viene sorteando su retiro. Cuando Carlos “Chacho” Alvarez denunció la existencia de sobornos en el Senado para aprobar la reforma laboral, Alfonsín también había amagado con dejar todo e irse a su casa. Dos palabras frustraron el hecho: “De comprobarse”. Esa había sido la condición puesta por el ex presidente. Y, tal parece, la consideró incumplida.
Al explicar por qué no renuncia ahora, dijo: “Sería una cobardía de mi parte en estos momentos que vive la Argentina”. En la larga saga de declaraciones periodísticas que Alfonsín concedió para explicar el escándalo del papelito, admitió que a Luis –el asesor que se lo acercó– “se lo dio un señor que no conocía y no creo que lo haya leído”. Las explicaciones públicas venían a cuenta porque en los tribunales federales de Comodoro Py hay dos denuncias por las que tendrá que dar explicaciones judiciales. Alfonsín no ocultó su enojo por el entrevero legal en el que se vio repentinamente envuelto.
También explicó que sobre el escueto mensaje escribió entre signos de pregunta la palabra Jujuy y se lo alcanzó al senador jujeño Gerardo Morales, pensando que el magistrado en cuestión era un coprovinciano del colega radical. Luego de que éste le hiciera un gesto negativo, el papelito recaló en las manos del jefe del bloque radical, el rionegrino Carlos Maestro, que precisamente se sienta al lado suyo.
“Es la primera vez que me pasa”, “no entiendo por qué alguien me mandaría una nota como esa”, “ese papel no muestra nada”, son algunas de las explicaciones que entregó el hombre de Chascomús para explicar que él era ajeno a cualquier especulación tendenciosa sobre la aprobación del pliego de Guillermo Antelo, actual secretario letrado de Julio Nazareno en la Corte Suprema.
Ni bien fuera difundida la fotografía, Alfonsín le dio explicaciones al titular de la Comisión de Acuerdos, el entrerriano Jorge Busti, y también a Nazareno. “No tengo nada en su contra”, le transmitió al riojano. Con sinceridad, el líder de los radicales explicó que no veía detrás del hecho “una maniobra concertada en su contra”, como si lo repetían ayer sus seguidores para tratar de explicar lo que luego de la excelente foto de Carlos Barria en La Nación es irrefutable. El hombre que supo hechizar a multitudes con tan solo recitar el preámbulo de la Constitución Nacional, admitió el logro periodístico. Incluso le dijo al propio fotógrafo, que lo fue a ver para ilustrar un reportaje “tendrían que darte el premio Pulitzer”.