EL PAíS › DEBATE POR LA MAGISTRATURA
Proyecto con oposición
Por E. T.
Cuando el oficialismo daba por descontado que obtendría dictamen favorable para modificar la ley del Consejo de la Magistratura, el fuerte debate político que se dio en el plenario de las comisiones de Justicia y de Asuntos Constitucionales obligó a iniciar una ronda de consultas con entidades involucradas en el tema y a profundizar el estudio del proyecto remitido por el Ejecutivo.
Como era de esperar, la defensa de la iniciativa del oficialismo la llevó adelante Cristina Fernández de Kirchner. La primera dama reconoció que cuando se realizó la reforma constitucional, en 1994, ella estaba en contra de la creación del Consejo de la Magistratura pero que, como formaba parte del núcleo de coincidencias básicas acordadas entre radicales y peronistas, era inmodificable. Defendió la propuesta del Gobierno de reducir de 20 a 13 el número de sus integrantes diciendo que esto le imprimiría “eficiencia” al organismo. También dijo que la iniciativa respetaba la proporcionalidad del voto popular. No dudó en definir como corporativas a las representaciones de los abogados y de los jueces, diferenciándolos de los legisladores.
Fue el radical mendocino Ernesto Sanz el que logró poner el debate en el punto central del proyecto. Destacó que la iniciativa lleva la actual representación del 25 por ciento que tiene el oficialismo a una que rondará el 40 por ciento. Esto lo llevó a asegurar que “es lógico que se sospeche que el poder político avanza sobre la independencia del organismo”. Con notorio malestar, Fernández de Kirchner respondió que “el Ejecutivo tiene un solo miembro en el Consejo”. El mendocino le retrucó diciendo que el poder político no es sólo el Ejecutivo, sino también el partido de gobierno, incluyendo a sus legisladores. La senadora pidió una interrupción para pedir que la discusión sea sin demagogia.
El salteño Ricardo Gómez Diez sumó en la misma línea que Sanz. El oficialismo en los discursos de Miguel Angel Pichetto y Jorge Yoma se abroqueló detrás de Fernández de Kirchner. En un cuerpo manejado con el peso de la mayoría holgada del oficialismo el debate apareció como un dato desacostumbrado.