EL PAíS
De a poco, la gente se acostumbró al gabinete
Los datos surgen de un sondeo realizado por Zuleta Puceiro. Sostiene que la gente esperaba cambios, pero no la salida de Lavagna. Pero con los días fueron aceptando a los nuevos ministros.
Por Raúl Kollmann
El ciudadano común quería cambios en materia económica, sobre todo en lo que tenía que ver con los precios o con que le llegara algo de lo que perciben como una mejora en el país. Sin embargo, no esperaba ni por asomo el desplazamiento de Roberto Lavagna. De entrada nomás hubo una reacción inquietante. No gustó. Con el correr de los días, ya en las encuestas del viernes y sábado, las cosas se fueron tranquilizando. El martes, la designación de Nilda Garré como ministra de Defensa tenía un rechazo cercano al 50 por ciento, el viernes y sábado ya hubo mayor aceptación. Este es el diagnóstico que realizó sobre los cambios de gabinete el consultor Enrique Zuleta Puceiro, mirando de reojo los resultados de los sondeos que hizo esta semana.
Las conclusiones de Zuleta surgen de las encuestas que realizó su consultora, Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM). En total fueron entrevistadas, tanto el martes, como el viernes y el sábado, 1100 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Los trabajos fueron coordinados por Julián Lisa e Isidro Adúriz.
–Se percibía una circunstancia difícil en materia económica –analiza Zuleta–. Había preocupación por la inflación, exigencia de que el Gobierno se mueva y tome iniciativas en materia de precios, equilibrios, competencia. Existe una frase repetida hasta el cansancio por muchos de los entrevistados en las encuestas: “Sí, se ve una mejora del país, pero a mí no me llega”. En esa línea, se pedían cambios en la sintonía fina, no globales. Por eso sorprendió el cambio de Lavagna y yo diría que fue recibido negativamente. Incluso me parece que se esperaban otras transformaciones.
–¿De qué tipo? –le preguntó este diario.
–La gente cree que los hospitales son un desastre. Sin embargo, no pedía la renuncia de Ginés González García. El ciudadano común ve mal las escuelas a las que concurren sus hijos. Y, sin embargo, el ministro Daniel Filmus está muy bien evaluado. Lo mismo ocurre en materia de políticas sociales: hay críticas a la situación de pobreza, a los chicos en la calle, pero la opinión sobre Alicia Kirchner es buena. Lo que intento explicar es que no se pedían grandes cambios de nombres, pero sí ajustes, transformaciones. Y de alguna manera, el reemplazo de Lavagna atropelló todo, se instaló en el centro de la escena. Además, no se produce en un momento demasiado bueno. A los encuestados no les gustó para nada el período electoral, de pelea, conflicto, internas. Ahora hay un fuerte reclamo de que se gobierne, se avance, y que a diferencia del período electoral las cosas sean más tranquilas, no tan dramáticas. Creo que este último reclamo encierra un pedido de más institucionalidad, menos vaivenes y urgencias.
–Entonces usted considera que con el correr de los días, los encuestados fueron aceptando el cambio de gabinete.
–Es un hecho que fueron modificándose las opiniones sobre la base de las primeras apariciones de Felisa Miceli o en función de los anuncios de lo que va a hacer. La presión sobre los dueños de supermercados gusta, porque hay una tendencia de la mayoría a pensar que es cierto de que se aprovechan con los precios. Veremos cómo evoluciona esa opinión. Desde ya que no podemos hablar de entusiasmo: aún hoy el desplazamiento de Lavagna se ve como inoportuno, pero comparado con la reacción inquietante que percibíamos en las encuestas del martes, hay una evolución hacia la tranquilidad. De todas maneras, le insisto que hay un alto porcentaje de reclamo de los que dicen “a mí no me llega” el crecimiento del que hablan. Siguen muy presentes las desigualdades y un alto porcentaje percibe que a algunos les está yendo muy bien, que se abren nuevos negocios, que hay más luces, pero que no participa de esa especie de fiesta –concluyó Zuleta.