EL PAíS › LA EMPRESA INVOLUCRADA EN EL ESCANDALO DE SW FUE SEPARADA DE EZEIZA
TAS, con las valijas a otra parte
Top Air Security, que pese a las denuncias seguía operando en el aeropuerto, quedó sin habilitación por decisión del interventor de la PSA. Saín separó también de Ezeiza a dos jefes aeronáuticos por amparar a la empresa. Los vínculos con ex marinos de la ESMA y un comisario (R) primo de Patti.
Por Alejandra Dandan
El escándalo de Southern Winds descubrió a un grupo de marinos de la ESMA metidos en el negocio de la seguridad del Aeropuerto de Ezeiza. El affaire se calmó después de unos meses, pero los marinos siguieron trabajando. A hurtadillas, cambiaron de manos acciones, incorporaron en la empresa a un comisario retirado primo hermano de Luis Abelardo Patti y siguieron operando en el aeropuerto al amparo de dos jefes de la Fuerza Aérea. Ahora, tras una larga y detallada investigación, el interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, Marcelo Saín, decidió sacarlos. Despidió a los dos miembros de la Fuerza Aérea –responsables máximos del aeropuerto– y suspendió la habilitación de la compañía: después de diez años de servicios ininterrumpidos en Ezeiza, Top Air Security (TAS) quedó fuera de la estación aérea.
La empresa que mantuvo entre sus filas a los socios de los negocios aeroportuarios de Alfredo Yabrán era hasta ahora la mayor proveedora de servicios de seguridad aeroportuaria de Ezeiza. Con el 70 por ciento del mercado en sus manos prestó servicios de seguridad, control de equipajes y carga y descarga de maletas para Aerolíneas Argentinas, American Airlines, Air France, Avianca, LAN, Cielos Cargo, Tam, Copa y, entre otras, a Southern Winds antes de su estrepitosa caída.
¿Por qué tenía tantos y tan buenos clientes? La respuesta parece sencilla. Según Saín –a cargo de la intervención que acaba de ser renovada por otros 180 días hábiles–, TAS era la empresa que cobraba más barato, señal de que “lo que menos les importaba a las aerolíneas comerciales eran las condiciones de seguridad”.
Las fallas de TAS quedaron al descubierto con el escándalo de SW. Las cuatro narcovalijas que desembarcaron en España hace más de un año no habían sido detectadas por los escáneres de rayos X de TAS. O por negligencia o por complicidad –tal como sospechó la fiscalía–, la empresa parecía tener cierta responsabilidad en el embarque. El avance de la investigación detectó otras anomalías semejantes. Y los errores, más que errores empezaron a advertirse como problemas estructurales de organización, falta de capacitación y de inversión. Un cóctel que les permitía trabajar a bajo costo: “Como no invirtieron –dice Marcelo Saín–, lograron un trabajo más barato”.
La TAS de Yabrán
Hace meses, la jefatura de la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) intentó deshacerse de TAS pero la tarea no resultó sencilla. En medio del trámite, la PSA recibió presiones de distinto tenor: desde el lobby empresario, ofertas de pasajes aéreos por parte de compañías de aeronavegación de primera línea y hasta una carta documento de la gerencia de TAS enviada “erróneamente” al domicilio de los padres de Saín, un gesto que el funcionario no demoró en interpretar como un mensaje mafioso.
TAS SRL desembarcó en Ezeiza en 1994, cuando aún era Top Limp SRL. Tal como lo reveló este diario en febrero, entre sus socios se halla Santiago Donda Tigel, hijo del represor Adolfo Miguel “Palito” Donda Tigel, procesado por 62 crímenes de lesa humanidad por su actividad en los grupos de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada. Cuando Alfredo Yabrán construyó su imperio, Donda Tigel padre prestó sus servicios a los negocios del polifacético empresario. Trabajó en Quality Control SRL y fue uno de los directores de Zapram SRL, la empresa de seguridad que controló los depósitos fiscales de Ezeiza cuando aún pertenecían a Yabrán. El marino además fue socio gerente de Tecnipol SRL, otra empresa del grupo dedicada a la industrialización y comercialización de equipos para fuerzas de seguridad que elaboró en la década del ’90 el Manual de Interrogatorios de la escuela de cadetes Juan Vucetich, un texto inspirado en la lógica represiva y eliminado recién con la primera llegada de León Arslanian al Ministerio de Seguridad.
Junto a Donda padre siempre estuvo un hombre todavía vinculado al aeropuerto de Ezeiza. Según los investigadores de la PSA, controla en las sombras la seguridad de una compañía nacional de primera línea. Se trata de Víctor Hugo Dante Dinamarca, un ex agente del Servicio Penitenciario, parte del GT2 durante la dictadura y reciclado como director suplente de Bridees SA hasta abril de 2002.
Miguel Donda Tigel y Dinamarca comparten domicilio legal de Quality Control SRL y Tecnipol con los dueños de Top Air Security, según la última escritura con oficinas en Santiago del Estero 454 de la Capital, una dirección bien conocida entre quienes investigaron a Yabrán.
Pero a pesar de los datos, las coincidencias y la danza de nombres, nada de esto fue suficiente para sacar del aeropuerto al bastión yabranista de la TAS. La compañía contó primero con protección de un sector de la Fuerza Aérea conocido internamente como “el sector yabranista”. Pero después de la intervención, TAS siguió protegida. Esta vez, la protección llegó de manos de la gente de la ex PAN de la Fuerza Aérea que se mantuvo y hasta fue ascendida tras la llegada de Saín.
La salida
El último marzo, la PSA le quitó a TAS dos de sus servicios centrales: el control de equipos de rayos X con escaneo de valijas y el acceso a los sectores restringidos del aeropuerto.
En octubre, cuando buena parte de los problemas parecían resueltos, la dirección de la PSA se enteró de que TAS seguía operando rayos X en el aeropuerto. De acuerdo con una hipótesis de la PSA, la compañía no sobrevivió por mérito propio sino por la virtual protección de dos aeronáuticos, jefes máximos de la policía de Saín en el aeropuerto: Sergio Rodríguez y Fernando Telpuk; el primero, jefe de la unidad operacional ministro Pistarini; el segundo, jefe de la PSA de toda la provincia de Buenos Aires.
Una investigación interna determinó que hacía meses un grupo de fiscalizadores comenzó a elevarle a Telpuk una serie de informes con detalles sobre el trabajo de TAS. En contra de las disposiciones de la PSA, la compañía seguía “en el sector bodegas chequeando los tránsitos de DHL para el embarque en las aeronaves de la empresa American Airlines”, decía por ejemplo uno de esos informes. Telpuk recibía la información en sus manos, pero en lugar de elevarla la “cajoneaba”, según la investigación interna.
Esto aceleró la salida de TAS del aeropuerto. Cuando la dirección de la PSA conoció el caso Telpuk abrió una causa judicial contra la empresa por “incumplimiento de una normativa” y dispuso la suspensión preventiva de la habilitación, una medida que TAS evitó originalmente con un amparo judicial. El último 17 de noviembre Saín encontró un atajo legal para terminar definitivamente de sacar a la empresa. El contrato de TAS con las aerolíneas venció el mes pasado. Desde el ’94, lo renovaba año a año. Esta vez, Saín firmó la resolución 261/05, por la que decidió no otorgarle la habilitación anual para operar en los aeropuertos de jurisdicción de la PSA. Por primera vez en diez años, TAS ahora sí quedará fuera de los aeropuertos. Y lo mismo sucederá con Telpuk y con Rodríguez. La gente de Saín pidió a la Justicia que los investigue en el marco de la causa contra TAS. Los aeronáuticos además fueron cesanteados de las funciones que cumplían en la PSA. Como sucedió con las purgas anteriores, los aeronáuticos volverán a las filas de la Fuerza Aérea, que tendrá en sus manos la decisión sobre sus destinos.