EL PAíS › NAUFRAGIO EN SUDAMERICA
Todos son Argentina
Por Julio Nudler
“El colapso argentino era esperado por todos. Fue un proceso muy largo; como se dijo, el choque de trenes más lento de la historia –recuerda José Siaba Serrate, especialista en finanzas internacionales–. Una vez que se produjo, en enero, hubo alivio en el mundo y los mercados emergentes volaron. En esta crisis regional lo relevante no es el contagio argentino sino el cambio en las reglas de juego desde que asumió la administración Bush. Nada es enteramente nuevo ni absoluto, pero los rescates con compromiso a fondo de Estados Unidos y el Fondo se acabaron. Todos los jugadores saben que la paciencia del G7 se agota pronto, y que después de agotada todas las partes van a perder.
–Entonces se anticipan a ese futuro...
–El hecho de que la transición política argentina haya sido tan salvaje y que se adoptaran decisiones tan desacertadas sesgó el análisis hacia las barbaridades que cometió la Argentina, pero mucho de esto es anecdótico. En el actual esquema, como cayó la Argentina pueden caer muchos.
–¿Esta nueva subida del dólar se vincula a la salida de Blejer, a la pignanellización del BCRA?
–Puede ser, pero también el hecho de que los Boden no están caminando. Además, Horst Köhler había mostrado la semana pasada por primera vez una actitud de acercamiento, pero el Gobierno quizá tiró todo por la borda al intentar la formación de un club de deudores. La sensación es que, tan pronto como la extensión de la crisis creó un pequeño espacio, la Argentina buscó sacar ventaja. Pero, ¿qué pensaban que les iba a decir (Fernando Henrique) Cardoso?
–¿Cuáles son los parámetros relevantes para un diagnóstico?
–Cocientes como deuda/exportaciones y otros son casi irrelevantes. Esto es un juego de estrategia. Suponga que alguien esté convencido de que las elecciones las gana Serra, y tiene títulos brasileños en cartera. ¿Qué hace, se queda con los bonos? No, los tiene que vender porque los demás piensan lo contrario. Pero no solo tiene que salir por eso, sino también porque si llega una restructuración de la deuda, todos perderán.
–Porque no hay más rescates...
–Las situaciones no pueden estabilizarse si alguien de afuera no provee la liquidez necesaria. Es finalmente lo que hizo la Reserva Federal cuando Estados Unidos sufrió los atentados del 11 de setiembre. Ese papel lo cumplía con eficacia dispar el Fondo, pero ya no lo hace y no hay quién lo sustituya. Por tanto, aunque el FMI le prometa 3000 millones a Uruguay, el efecto sólo dura dos días, porque todos saben que si los uruguayos no salen del problema, el Fondo no aumentará su compromiso.
–¿Qué significa esto para la inversión futura en estos países?
–Lo que pasó con la Argentina ha hecho que la gente entienda cómo funcionan ahora las cosas. La reacción brasileña lo refleja. Esto quiere decir que lo argentino es anecdótico, que aquí hay un nuevo mecanismo que puede triturar a cualquier país.
–¿Chile está relativamente a salvo por lo escaso de su deuda?
–El problema es cómo administra el stock de deuda que acumuló, tomada bajo las condiciones anteriores. Esta semana hubo empresas en Brasil con operaciones de comercio exterior a las que se les cayó el financiamiento. Esa clase de crédito no entraba en el pasado en ninguna restructuración. Ahora se cae todo. Basta mirar la Argentina. Alguien podía ser un fabricante de autopiezas, que jamás compró un bono, y hoy estar quebrado. Su negocio puede haberse fundido por el default de la deuda pública, que arrastró al sector empresario y destruyó al sistema financiero.
–¿Seguirán la fuga de capitales y la desinversión?
–Bajo las nuevas reglas, la fuga de capitales empieza mucho antes. No hay elemento estabilizador. No sólo se erosionan los flujos financieros. La cuestión no es si compro o no compro el bono. Quien opere un banco o una empresa en la región temerá un corte masivo de crédito, y un default que se propague a toda la actividad comercial. Aunque no tenga exposición directa a los elementos financieros desarreglados, igual puede sucumbir.
–¿No habrá reflujo de capitales?
–¿Quién va a traer un dólar en este contexto? El riesgo es perderlo todo. Mientras todo va bien no hay grandes diferencias respecto del pasado. Se vio en el primer trimestre, cuando los mercados emergentes volaron mientras la Argentina se despedazaba. No les importó. Se sentían aliviados. Pero nadie puede evitar sufrir en algún momento un shock adverso: entrar en recesión, o tener elecciones de resultado incierto, o que se caigan los precios de sus exportables, o que un vecino importante esté en problemas. Y ahora, cuando un país entra en zona de shock se observa una gran aceleración en el proceso de huida y liquidación. ¿Cómo podría Brasil administrar en este contexto de gente nerviosa una deuda que equivale al 54 por ciento de su Producto Bruto? Antes podía porque había un mercado donde colocar bonos. Hoy no lo hay.
–¿Cuál es entonces la perspectiva de crecimiento de estas economías?
–Podríamos formularlo así: ¿cuál es el atractivo de invertir en América latina? El riesgo es hacer las cosas bien y quebrar igual. En la Argentina el 90 por ciento del sector privado está fundido. Me temo algo peor aún: que con estas reglas de juego, no solo no vengan nuevas inversiones, sino que liquiden lo que ya está. El problema de Brasil no es ninguna decisión actual, sino el endeudamiento que tomó en el pasado. De nada le sirve hacer bien las cosas de ahora en adelante porque ya está castigado.
–Siempre estas economías necesitaron de capitales para crecer...
–Con estas reglas volvemos a los ‘80, un período prolongado de salida de capitales. Ni siquiera habrá mercado para poder administrar la deuda.
–¿Quiere decir que Brasil está condenado?
–Está complicadísimo. Los precios de sus bonos son tanto o más enfáticos que lo que uno pueda decir. Es un camino de ida.
–¿Qué tiene de diferente esta región respecto de otras emergentes?
–Asia es otra cosa. Lo importante es que hará falta un alto nivel de ahorro interno, con bajo nivel de deuda pública. Asia, en ese sentido, está más a cubierto.
–Alto ahorro significa salarios bajos...
–Que serán más bajos aún por la salida de capital. ¿Qué hace hoy una compañía con el endeudamiento que tiene, que a lo mejor era razonable hace dos o tres años, y ahora ve que no puede colocar un bono?