Entre 1993 y 1997, la ex senadora Liliana Gurdulich de Correa fue miembro del comité de la Cedaw. “En aquella época trabajábamos a partir de los informes que presentaba cada país, ya que aún no se admitían las presentaciones de particulares u organizaciones. La aprobación del Protocolo que permite hacerlas, en 1999, fue un cambio muy importante. No sé a qué se debió aquí la oposición a la ratificación, ya que lo que hace el Protocolo es mejorar el funcionamiento del comité, pero no modifica cuestiones de fondo, desde un punto de vista ideológico o de fundamentos doctrinarios.”

Gurdulich fue elegida para integrar el comité de 22 expertas a partir de la propuesta del gobierno argentino. “Luego los miembros de la Asamblea General tienen que aprobarlo en votación secreta”, explica.

Los integrantes se reúnen un par de veces por año. “Los países que la ratificaron deben presentar sus informes: los gobiernos mandan una delegación, se hacen preguntas y se produce una discusión de las expertas. En aquel momento no se admitían las presentaciones de organizaciones, si bien informalmente nos llegaban sus posiciones.”

Las grandes diferencias culturales entre sus miembros, sostiene, se ponen de manifiesto en el comité. “La discusión es siempre hasta dónde se respeta la cultura de cada país y hasta dónde hay cuestiones generales de los derechos humanos cuando se discuten temas como la ablación del clítoris. Se trata de tener una visión lo más plural que se puede, pero siempre está esa contradicción entre culturas y posiciones totalmente distintas.”

En 1997 se empezó a impulsar el nuevo Protocolo. “Tuvimos una presidenta excepcional, Ivanka Corti, que desarrolló una tarea muy importante para lograr que este Protocolo fuera aprobado por la Asamblea General en 1999. A partir de ese momento, cuando hay un informe del país se escucha no sólo la voz del Estado, sino también a los particulares y a las organizaciones. Desde entonces el comité se ha ido jerarquizando y tiene cada vez más influencia desde el punto de vista político.”

Gurdulich dice no entender los motivos de la oposición que surgió en el país a la ratificación del Protocolo, que se hizo notoria en cadenas de mails que circularon en los últimos meses. “No se cambiaron los fundamentos del comité ni sus políticas. El cambio fue para permitir un funcionamiento más abierto y con mayor participación.”