Viernes, 17 de noviembre de 2006 | Hoy
Por Jorge Garaventa *
El profesor Cara Melo estaba lejos de sospechar la profunda maldad que pueden albergar los niños cuando se los priva del cumplimiento de sus caprichos. Sereno llegó aquella mañana, mal suponiendo que lo ocurrido la clase anterior ya era olvido. Nunca pensó que prohibirles jugar con las figuritas de Pokemon y las Chicas Superpoderosas para poder desarrollar su rutina generaría tamaña maniobra vengativa. Jonatan levantó el cuello de su guardapolvito azul y blanco a cuadritos, para no ser fácilmente reconocido y se dirigió a la zona de los baños. Maia, advirtiendo el casi imperceptible movimiento de sus cejas lo siguió. “Hablé con mamá –dijo Jonatan– lo acusaremos de abuso sexual.” Maia se sorprendió con la noticia. “Somos apenas nosotros dos contra el resto”, dijo inquieta. “Nada de eso –exclamó Jonatan–, mamá se encargará de propagar la psicosis colectiva. Las otras madres harán el resto”, aseveró con una sonrisa tan maligna que amedrentó a Maia, quien no obstante se animó a decir: “¿Sabés que pasa Joni? Nos llamarán a declarar y si mentimos no lograremos sostener nuestro relato en el tiempo y se caerá la causa. No olvides que nosotros no podemos describir detalles de situaciones sexuales que no hayamos experimentados porque no estamos maduros para ese tipo de fantasías”. “No habrá que mentir –dijo sobradoramente el niño–, vendrá una psicóloga que dirigirá los interrogatorios de forma tal que construirá los relatos con nosotros...”
* Este relato es una ironía escrita por el psicólogo Jorge Garaventa a partir de los fundamentos de sentencias judiciales reales.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.