Martes, 9 de enero de 2007 | Hoy
En una colonia infantil de Lanús, el líder del PRO negó negociaciones con Lavagna y confirmó que competirá por la presidencia.
Por Miguel Jorquera
“Sigo trabajando para ser candidato a presidente”, fue la escueta frase elegida por Mauricio Macri para responder a todos los periodistas que lo consultaban si aún existía la posibilidad de acordar una alianza electoral con Roberto Lavagna, tras el lanzamiento de la candidatura presidencial del ex ministro de Economía. “No hay negociaciones previstas” y “antes que finalice el verano el PRO definirá quién va a ser candidato en cada distrito”, agregó el empresario. Macri interrumpió fugazmente su descanso en Punta del Este –adonde regresará hoy– para volar a Buenos Aires, presenciar como presidente de Boca Juniors la primera práctica del año del plantel xeneize y visitar como candidato una colonia de vacaciones infantil en Lanús, donde no habló de política, firmó decenas de camisetas de fútbol y erró un penal frente a un juvenil arquero de la Sociedad de Fomento del Barrio Constitución.
La pequeña caravana de vehículos que acompañó a Macri se armó sobre la ex avenida Pavón (ahora Yrigoyen) y emprendió la marcha hacia Villa Diamante, en Lanús Oeste. En la puerta de la Sociedad de Fomento del Barrio Constitución lo esperaban militantes y dirigentes del PRO, los referentes del club del barrio y los chicos que concurren a su colonia de vacaciones. Allí también lo abordó la prensa.
“No tengo en vista ninguna alianza”, arrancó Macri para negar una coalición electoral con Lavagna. “Antes del final del verano va a haber una definición del PRO acerca de quién es candidato en cada distrito. Lo dije el año pasado, yo trabajo para ser candidato a presidente”, concluyó el diputado. Adentro, en el comedor donde los chicos terminaban de merendar, llegaron las muestras de afecto para el presidente xeneize más que para el candidato: le acercaron decenas de papeles y camisetas de Boca de todas las calidades y modelos para que Macri estampara su autógrafo.
La ceremonia siguió al rayo del sol, en la cancha de cemento de la sociedad de fomento. Macri volvió a firmar camisetas de fútbol, dar algunos apretones de mano y posar para las fotos que se disparaban desde los teléfonos celulares.
Cerca de él, otros dirigentes del PRO también daban su opinión sobre la posibilidad de sellar un acuerdo con Lavagna como candidato a presidente y Macri para jefe de Gobierno porteño. “Creo que no es viable, vamos a tener candidaturas propias en todas las categorías. No aceptamos condicionantes o posturas absolutas que arranquen desde las aspiraciones personales”, aseguró el primo hermano de Mauricio, Jorge Macri, y candidato a gobernador bonaerense, según la leyenda inscripta en la Toyota Hilux con la que llegó hasta Lanús. La publicidad ambulante se completaba con la indefinición del PRO como consigna: “Mauricio Macri 2007”.
Por la mañana, lavagnistas y macristas dieron versiones contrapuestas sobre la posibilidad de reencauzar las negociaciones entre ambos dirigentes. “No hay que comerse amagues y creo que vamos bien. Estoy convencido de que, a partir de marzo, toda esta alternativa al oficialismo va a ser una realidad”, afirmó el diputado lavagnista Francisco De Narváez, que empapeló de grandes afiches con su foto parte del conurbano como candidato a gobernador. “Si él dice que de candidaturas y de programas no habla, bueno, evidentemente no quiere hablar con nadie y seguirá su camino que será distinto al nuestro”, contestó sobre Lavagna el jefe de la bancada macrista de diputados, Federico Pinedo.
Entre firmas y saludos, Mauricio repitió algo molesto las mismas respuestas ante los periodistas. Sólo esbozó una sonrisa para contestarle a Lilita Carrió, que les puso nombre propio a las relaciones políticas entre Macri y Lavagna. “Cuidado que cada vez hay más swingers, así que hay muchos votantes swingers”, dijo Macri más preocupado por la cosecha de votos que por las definiciones sexuales y políticas.
La visita culminó con una “actividad deportiva”. Mauricio, vestido con camisa celeste, pantalón beige y zapatillas de vestir del mismo color, se preparó para patear un penal frente al único arco que tapaba la incipiente sombra a la hora de la siesta. Una barrera de fotógrafos y camarógrafos que querían captar la imagen le achicó el arco al presidente de Boca, que pateó fuerte al medio del arco y a las manos del arquero. Macri se agarró la cabeza, mientras sus compañeros abrazaban a Gastón como un héroe.
–Uno siempre dialoga con quienes tienen una misma visión del país –volvió a contestar Macri a la salida.
–¿Usted considera que Lavagna tiene la misma visión que el PRO? –insistieron los periodistas.
–Pregúntele a Lavagna –dijo Macri antes de cerrar la puerta del coche para terminar con el asedio periodístico y alejarse raudamente del lugar, en el que estuvo no más de quince minutos.
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