EL PAíS › EL GOBIERNO TIENE INDICES CONTRADICTORIOS DE APOYO
Una de cal y una de arena
Una encuesta muestra alto apoyo a la pesificación de tarifas y los anuncios de reducir el costo de la política y achicar la Corte. Pero rechaza duramente el corralito. y la devaluacion
Por Martín Piqué
Una situación contradictoria atraviesa en estos días el gobierno de Eduardo Duhalde. La población aprueba algunas medidas, como el no aumento de las tarifas de las empresas privatizadas, y está de acuerdo con algunos anuncios del Ejecutivo que por ahora son promesas: la disminución de legisladores en el Congreso y el recorte de nueve a cinco miembros en la Corte Suprema. Pero al mismo tiempo que apoya estas iniciativas, la mayoría de los argentinos desaprueba la devaluación y la reprogramación forzosa de cajas de ahorro y plazos fijos. Este dilema –revelado por una encuesta de Analogías-Research International– permite entender por qué ha crecido la popularidad de Duhalde (45,8 por ciento) mientras se mantiene el rechazo masivo a la política económica.
El estudio de Analogías, una consultora que solía trabajar para el ex presidente Fernando de la Rúa, fue realizado en todo el país, mediante entrevistas telefónicas, a partir de una muestra de 1000 personas entre el 11 y 12 de enero pasado. Coincidió con los ecos del último cacerolazo, lo que quedó registrado en los resultados de la muestra: el 63 por ciento de los consultados consideró que esta nueva forma de protesta es “útil” para “cambiar las condiciones del corralito”.
La encuesta prueba que la reprogramación de los depósitos es el tema que más irrita a la población. Este punto, precisamente, es el que obtuvo el índice más alto de rechazo cuando se preguntó por las medidas del Gobierno: 63,7 por ciento. Casi el mismo porcentaje de repudio que obtuvo la política económica (64,4 por ciento). Sin embargo, pese a la desaprobación que genera el corralito, un dato curioso se desprende del sondeo. En los últimos dos meses, que comprenden el agónico final de la gestión de Fernando de la Rúa, el efímero paso de Adolfo Rodríguez Saá y la llegada de Duhalde, el índice de aprobación a la política económica creció más de 10 puntos. Si en noviembre llegaba a 14,2 por ciento, actualmente alcanza el 25,4 por ciento.
Aunque sigue siendo un porcentaje bajo, algunas medidas económicas dispuestas por el Ejecutivo favorecieron ese crecimiento. La no indexación de las tarifas de servicios públicos, la suspensión de algunos pagos de la deuda externa y la prohibición de los despidos sin causa durante 90 días han sido bien recibidas por la población. Las tres sobrepasaron el 80 por ciento de aceptación en la consulta de opinión sobre las disposiciones del Gobierno. Y también parecen haber conectado con un “repliegue a lo nacional”, que aparece asimismo en los resultados de la encuesta.
Esa cuestión se expresa claramente en el 50,6 por ciento que se manifestó a favor de “defender nuestros intereses a toda costa aunque algunos capitales se vayan y otros dejen de venir”. Sin embargo, otro porcentaje alto –43,8 por ciento– cree que la Nación debe “ceder algunas cosas” para que esos capitales “no se vayan del país”. Un debate que aún no está resuelto y que además se percibe en los temores ante “las presiones de los capitales y las empresas extranjeras” (ver recuadros).
El Gobierno sigue de cerca este discurso, que parece contribuir en los respetables niveles de aceptación que cosecha la gestión de Eduardo Duhalde. El 45,8 por ciento, por ejemplo, aprueba la gestión del Presidente, mientras que el 41,2 mira con buenos ojos la tarea de Chiche Duhalde en la cartera de Desarrollo Social. Los buenos números, hasta sorprendentes, se prolongan en los porcentajes de popularidad de Duhalde. Su promedio durante el 2001 fue 38 por ciento, y ahora, en la Presidencia obtiene el 46 por ciento. Una verdadera sorpresa.
Para entender la paradoja que exhibe la encuesta, hay que mirar esa combinación de defensa de lo nacional, temor ante una imprevisible crisis institucional y el descontento ante la política económica. Así lo sostiene Analía del Franco, titular de la consultora que realizó el estudio. “Hay un enojo generalizado ante la situación crítica que estamosviviendo, que es casi independiente de este gobierno, del otro o del anterior. El enojo es contra los políticos en general. Por otro lado, la gente tiene descontento con las medidas económicas básicas que tomó el Gobierno: el corralito y la devaluación. Ante todo esto, lo primero que se piensa es que Duhalde debería haber caído en su popularidad. Sin embargo, no es así.”