EL PAíS › EVALUACION Y PLANES FUTUROS DEL GOBIERNO
Otro round de 7 días
Conforme con el valor del dólar, el lanzamiento de la reforma política y constitucional, a pesar del cacerolazo, el Gobierno se prepara para la concertación y para hablar con las corporaciones.
Por Sergio Moreno y Felipe Yapur
Corralito, dólar libre tras once años de convertibilidad, cacerolazo, aprietes, lobbies con Carlos Menem como vocero, falta de medicamentos, amenazas, llamadas de funcionarios, empresarios y presidentes extranjeros. Una semana que cualquier gobierno de un país normal no hubiese tolerado sin medicación psiquiátrica. Como Argentina no responde a esos parámetros de normalidad desde hace unos años, este Gobierno, lejos del lexotanil, está conforme con el resultado de los siete días que bien podrían haber sido sus últimos en el poder. Desde el empate hasta un optimismo casi obsceno, qué otro remedio les queda, los funcionarios de Eduardo Duhalde dicen haber obtenido un saldo positivo de los hechos de la semana. Pero, a su vez, se preparan para seguir lo que algunos dieron en llamar “la pelea por la semana que viene”. Esto se traduce en flexibilizar el corralito financiero, poner en marcha la concertación auspiciada con la Iglesia y las Naciones Unidas y sentarse a hablar con los representantes del capital concentrado: bancos y privatizadas.
En la coyuntura, el corralito financiero pergeñado por Domingo Cavallo es el más inmediato escollo que debe enfrentar la administración Duhalde. La reunión que se realizó ayer muy temprano en Olivos, encabezada por el Presidente con el titular de Economía, Jorge Remes Lenicov; el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, y los secretarios general de la Presidencia, Aníbal Fernández, y privado, José Pampuro, y el vocero Eduardo Amadeo estuvo atravesada por el asunto. Remes partió a Hacienda antes del mediodía con la decisión de flexibilizar el golem que engendró Cavallo de manera tal que los ahorristas vuelvan a tener acceso a sus ahorros con mayor facilidad (ver página 7). Incluso, se tomó la decisión de permitir las transferencias de un banco hacia otro, con lo cual algunas entidades deberán enfrentar serios problemas (ver reportaje en páginas 2 y 3).
El cacerolazo que protagonizó la clase media el jueves a la noche fue el disciplinador determinante para modificar la estructura del corral; también la necesidad oficial de mantener por unos días la desmonetización a fin que el dólar, recién regresado de la convertibilidad, no fungiera de bomba nuclear. Aníbal Fernández sostuvo ayer que, respecto de la gimnasia cacerolera, el Gobierno debe tomar “debida nota” porque de lo contrario “la gente nos va a sacar a patadas”.
Efectivamente, en el Ejecutivo tomaron nota. “Ahora, entre las variables económicas y sociales a analizar para dar los siguientes pasos se debe incorporar la columna ‘estamos hasta las pelotas de ustedes’. Pero si uno tiene política, si tiene claro dónde ir, no hay que preocuparse demasiado por la cacerola; si hacés las cosas bien, los que hoy cacerolean, mañana te van a aplaudir”, reflexionó un ministro ante Página/12.
“Estamos estabilizando el quilombo, apagando incendios. Salimos bien del primer día de flotación del dólar. Ahora tenemos que preparar el plan. Cada ministro tiene que aportar su propuesta esta semana, que el propio Duhalde se va a encargar de sintetizar”, contó a este diario uno de los más cercanos hombres del Presidente.
Otro de sus laderos evaluó la semana en un curioso tono de carrera triunfal. “Cumplimos con lo prometido de no aumentar las tarifas, pesificamos las deudas como establece la ley, largamos la reforma constitucional, solucionamos el problema de la falta de insulina en sólo un día, sinceramos la devaluación, el dólar salió de un sistema que lo tuvo atrapado durante once años sin explotar. Es un buen saldo”, se entusiasmó.
Dicho entusiasmo se prolonga a la movida concertadora, impulsada por Duhalde con el mullido paraguas de la Iglesia y la delegación local de Naciones Unidas. Mañana, los obispos Estanislao Karlic y Jorge Bergoglio, junto al español Carmelo Angulo Barturen, de la ONU, serán los anfitriones en el lanzamiento de la mesa de consenso. El encuentro se realizará en el convento Santa Catalina de Siena, de San Martín y Viamonte –donde mesesatrás se realizara la última intervención de casa FOA–, a las 21. La cita se adelantó un día y se efectúa en una casa religiosa por el simple motivo de evitar los ánimos caceroleros de la gente ante la alta concentración de políticos que producirá.
“Duhalde va a convocar, a participar y a comprometerse muy a fondo en la concertación. Intenta que sea un ámbito de discusión estratégica para todos los temas: reforma integral de la política, de las instituciones, de la conducta cultural de la sociedad”, relató un alto funcionario. La ingeniería de la convocatoria está casi finalizada; partidos políticos, instituciones, ONG’s, profesionales, corporaciones económicas fueron llamados uno a uno, punteando padrón, desde la Rosada.
El paso a dar esta semana por el Gobierno, con un ojo puesto en el comportamiento del dólar, será sentarse con las corporaciones del capital concentrado. “No vamos a dar marcha atrás, estamos seguros, entonces hay que discutir políticas con todo el mundo. Remes habló, entre otros, con el embajador español, con Rodrigo Rato (ministro de Economía de ese país); Duhalde habló con (José María) Aznar (jefe de Gobierno de España) en muy buenos términos, fue una charla menos dura de lo que dicen los medios. Pero nadie habló con las empresas. Bueno, es hora de sentarnos a hablar, con la decisión política de no dar marcha atrás y con el respaldo de la ley (de emergencia)”, ensayó otro funcionario ante Página/12.
Tanta seguridad se apoya, además, en las decisiones que se han tomado en el Parlamento y que cuentan con la venia de la Rosada y Olivos: la mesa de conducción del bloque del PJ prepara –tal como reveló ayer este diario– una batería de medidas que van desde la revisión de los contratos y concesiones, pasando por la formación de una comisión para investigar las fugas de divisas y otra para controlar a las privatizadas.
Así y todo hay quien alerta que no se debe tensar demasiado la cuerda. Un secretario de Estado lo describió así: “Tenemos que recuperar prestigio a nivel internacional, ser disciplinados en lo fiscal, no mentir cuando nos sentemos con el Fondo y ser serios. Eso es lo que espera todo el mundo”.