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El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, mostró ayer cuál será, al menos en público, la política del Gobierno ante lo que pueda decirles el ex presidente Carlos Menem. “Sus denuncias son dichos de campaña”, sostuvo Atanasof. Fue en respuesta a que Menem aseguró que lo querían proscribir como a Perón. “De ninguna manera hay intenciones de proscribir a nadie”, insistió el funcionario, en esta versión de duhaldismo light.
Hasta la semana pasada, el gobierno de Eduardo Duhalde y Menem habían entrado en un paréntesis en su añeja interna, tanto que se llegó a hablar de un pacto. Pero todo quedó en la nada luego del artículo aparecido en The New York Times, en el que un testigo iraní acusó al ex presidente de haber cobrado un soborno de 10 millones de dólares. Menem, sin mucho análisis, enseguida le echó la culpa al Gobierno.
“Tenemos algunas diferencias acerca de cómo llevar adelante los destinos de la Nación”, fue la edulcorada respuesta de Atanasof ante el enfrentamiento verbal. En forma paralela, y a través de una carta del embajador Diego Guelar al The New York Times, el Gobierno defendió a Menem y buscó despegarlo del testimonio del iraní (ver aparte). Es que en la Rosada no todos los funcionarios coinciden en cómo pararse ante el retorno del menemismo en campaña. Ayer lo admitían cerca de Atanasof: “Al menos desde la Jefatura de Gabinete no vamos a hablar de los candidatos; lo que hagan en otros despachos no es asunto nuestro”. La postura busca también despegar a la Rosada del lanzamiento del cordobés José Manuel de la Sota, el candidato en quien tienen depositadas sus esperanzas.