Jueves, 31 de mayo de 2007 | Hoy
Marcelo Parrilli es segundo en la lista del MST. Dice que quiere construir una herramienta que corrija uno de los problemas de la izquierda que son las divisiones y el sectarismo.
Por Adriana Meyer
Una fuerte gripe no le impide a Marcelo Parrilli, candidato a legislador porteño por el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), seguir en campaña, y en ese marco se da el diálogo con Página/12. “Es una propuesta para la gente que levanta un programa de enfrentamiento al modelo y al sistema, aunque no se consideren de izquierda”, afirma este abogado especializado en casos de derechos humanos, acomodado en su estudio de Suipacha y Viamonte, frente a Rentas, entre pilas de libros que se acumulan por los rincones por la remodelación en marcha. Como su militancia no es partidaria se presenta, al igual que Patricia Walsh, como “independiente”. Pero lejos de renegar de la política sostiene que “es la única forma de transformar la realidad”.
Parrilli, de 52 años, está casado y tiene dos hijos, estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se recibió con nueve de promedio. Fue uno de los fundadores del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y ahora integra el Centro de Abogados por los Derechos Humanos (Cadhu). Fue abogado de la familia de los militantes justicialistas Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, asesinados en 1983, y actualmente interviene en los procesos por los crímenes de la Triple A, los del Primer Cuerpo de Ejército y los de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). En este último caso es apoderado de su compañera de lista, Patricia Walsh. También representa a familiares de víctimas del incendio de Cromañón y de la tragedia del colegio Ecos.
El equipo de sus amores es River, del cual es socio, y cuando puede acude al Monumental. Pero sus denuncias sobre el financiamiento que reciben las barras le valió el odio tanto de la de Boca como de la de su equipo.
Ocupa el segundo lugar en la lista de legisladores del MST (Walsh la encabeza y se postula también como jefa de Gobierno) y se imagina con posibilidades de ingresar a la Legislatura.
–¿Dónde empezó su militancia política?
–Fui parte del Movimiento al Socialismo (MAS) y cuando se fracturó seguí en el MST hasta 1994. Por eso ahora voy como extrapartidario. Seguí militando en política aunque no estaba en ningún partido, y por la actividad profesional tuve siempre casos con contenido político. Nunca me aparté de la política porque creo que es la única manera de transformar la realidad. Esta candidatura es resultado de un proyecto que venimos conversando con un grupo de compañeros para tratar de empezar a construir una herramienta política de izquierda que corrija uno de los problemas fundamentales de la izquierda que son las discusiones, las divisiones y el sectarismo. Se trata de corregir métodos y prácticas más que programas.
–¿Coincide en que la falta de unidad volverá a redundar en menos representantes para la izquierda?
–Ese es el problema, la izquierda tiene una presencia muy importante en la política real y concreta de todos los días, en el plano sindical, social o estudiantil, pero en lo electoral tuvo muy poca. Esto es porque toda discusión termina en una división. Nosotros hemos logrado cierto grado de unidad. Creo que el resultado electoral va a ser importante, y en ese sentido un buen desempeño fortalecerá nuestro proyecto.
–¿Piensa que entra a la Legislatura?
–Las encuestas nos están dando porcentajes que marcan que entran dos con cierta comodidad. Además, lo percibo en la campaña. Espero que se refleje en los hechos. Será importante para lo que viene después. Si logramos 80 mil votos va a generar una posibilidad de crecimiento más amplia para seguir interviniendo en los conflictos, en las luchas, en las movilizaciones. Se reflejará también en octubre, pero es importante más allá de lo electoral.
–¿Piensan recoger los votos que supo tener Luis Zamora?
–Ese voto tuvo dos elementos: la situación política objetiva de diciembre de 2001, que generó una corriente de votos importante. Y él señaló uno de los problemas crónicos de la izquierda, que es el divisionismo y las características de aparato. Pero luego trató de hacer una izquierda sin izquierda y derivó en un movimientismo que se terminó disolviendo. Hubo una frustración muy grande pero, hoy por hoy, la mayor parte de la gente que se dice de izquierda... aunque la gente no es lo que dice, ni siquiera es lo que piensa, la gente es lo que hace.
–¿Y usted cómo se define?
–De izquierda, marxista. No hay muchas categorías posibles. Dicen esas estupideces como “murieron las ideologías” o “acá no queremos ideología”. Ideología hay siempre, es la representación imaginaria de las condiciones de existencia.
–Si obtiene una banca, ¿cuáles serán sus primeros proyectos?
–El aumento de salarios en la ciudad y viviendas. También un plan de salida laboral para las víctimas de Cromañón. Por ser abogado de la familia de algunos chicos muertos, tengo un compromiso especial.
–¿Por qué votarlo, Marcelo Parrilli?
–Cuando te dicen cuáles son las propuestas pienso que no importan porque en campaña todo el mundo promete. Votar a Patricia Walsh, a Héctor Bidonde y a Marcelo Parrilli es votar por la trayectoria. Como dije, la gente es lo que hace. Y voy a seguir haciendo lo mismo que hice en estos 30 años como abogado, básicamente estar al lado de los sectores más desprotegidos, seguir defendiendo los derechos humanos, los derechos de los trabajadores, en general, de las víctimas de los abusos del Estado o de los grupos de poder.
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