EL PAíS › NI DUHALDE NI LA UCR QUIEREN LA LEY DE LEMAS
Como cuando eran aliados
La sorprendente y dudosamente legal propuesta del menemismo y del reutemismo de establecer ley de lemas fue rechazada por los bloques parlamentarios radicales. Y Duhalde también les dijo que no a sus senadores.
Por Eduardo Tagliaferro
Eduardo Duhalde no parece preocupado por el proyecto de los senadores peronistas que buscan consagrar la ley de lemas como mecanismo para las próximas elecciones presidenciales. Los senadores José Luis Gioja, Luis Barrionuevo, José Alperovich, María Perceval y Mabel Müller le transmitieron que la semana que viene, a propuesta del propio bloque oficialista, la iniciativa tendrá tratamiento parlamentario. “Si tienen los votos para ello....”, fue uno de los pocos comentarios que a modo de réplica entregó el bonaerense. Su respuesta llevaba implícito el reconocimiento de lo difícil que les resultará a quienes impulsan la medida obtener la mayoría absoluta –mitad más uno del total del cuerpo– exigida para modificar la ley electoral. El almuerzo en la quinta de Olivos no había terminado cuando los radicales manifestaron su rechazo a la iniciativa. “Es una verdadera burla al pueblo argentino, a su decisión de participar activamente en la política, a los integrantes de las comisiones de diálogo impulsadas por la Iglesia y a los propios legisladores que votaron la ley de internas abiertas y simultáneas”, señaló Carlos Maestro, titular de la bancada de la UCR en la Cámara alta.
Fueron dos horas y media sentados a la misma mesa. Por el Gobierno además de Duhalde estuvo el ministro del Interior, Jorge Matzkin. Entre plato y plato, el Presidente señaló que “sería vergonzoso que no pudiéramos realizar internas abiertas en el país”.
Además de comentarle que la ley de lemas tiene el consenso mayoritario dentro de la bancada oficialista, los senadores mostraron su preocupación porque los plazos se acercan y después del 24 comenzará a correr el actual cronograma electoral. Claro que si no hay acuerdo con los precandidatos, esas fechas no podrán cumplirse y el Gobierno se verá en la obligación de aplicar el borratinta sobre los decretos presidenciales que convocan a las elecciones presidenciales.
Luego de la entrada de ave y del pollo con salsa, Duhalde insistió ante los senadores que “la justicia electoral dice que la única manera que tiene para garantizar la transparencia es con la utilización de padrones generales”. Cuando la mayoría de los comensales abordaba el arrollado de postre y Müller la gelatina diet, el Presidente había flexibilizado un poco su posición, apenas un poco. “Del padrón general se podría excluir a los afiliados a los partidos que no van a tener internas”, dijo en tono de acercar posiciones. Luego puso un freno en su tono conciliador para decir que “hasta ahí” podría llegar el Gobierno. Eso y decir que no se mueve de su postura es casi lo mismo.
Los legisladores se fueron de Olivos con la idea de que Duhalde les devolvió el problema a ellos. El conflicto no es nada menor, precisamente se trata de evitar la ruptura de los bloques parlamentarios primero y tal vez incluso del PJ después. Aunque en el Senado la mayoría se unifica tras la ley de lemas, en Diputados la iniciativa difícilmente prospere.
Casi en el mismo momento en que en Olivos se servía el café, en el Senado los radicales Horacio Pernasetti, Marcelo Stubrin, Mario Capello y Maestro, quien ofició de dueño de casa, mostraban su oposición a la ley de lemas. Lo hicieron en una conferencia de prensa convocada al efecto. No dudaron en señalar que esa propuesta era “un atajo para solucionar la interna peronista”. Insistieron con la “inconstitucionalidad” de la propuesta, algo que a primera hora de la mañana había reconocido el propio secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández.
Los radicales también recordaron que tanto Duhalde, como Felipe Solá y hasta el propio Carlos Reutemann gobernaron junto a Carlos Menem durante estos últimos 10 años. “Por eso hoy no están en condiciones de ponerle reglas a Menem”, afirmó Maestro. Hacía tiempo que los hombres del radicalismo no mostraban tanta furia con una propuesta del oficialismo.