Viernes, 26 de octubre de 2007 | Hoy
El candidato a presidente de UNA, Roberto Lavagna, se puso el casco de albañil y terminó su gira electoral con una jornada de trabajo solidario.
Por Eduardo Tagliaferro
Un largo camino recorrió Roberto Lavagna desde que inició su campaña en La Quiaca. En aquella ocasión realizó una ofrenda a la Pachamama. Ayer, en su última actividad proselitista, participó junto a obreros de la construcción y a jóvenes de la Coalición UNA de una jornada de trabajo solidario en la que reconstruyeron la vivienda de la familia Acosta en un barrio muy humilde de Lomas de Zamora. De alguna manera, con esta actividad, el candidato volvió sobre sus pasos y cumplió con una vieja práctica de las comunidades preincaicas: la reciprocidad. El temporal le puso fin a la tarea y antes de retirarse del barrio Juan Manuel de Rosas, el candidato afirmó: “El domingo lo único que vale es la voz del pueblo”.
Las cartas ya están jugadas. El lavagnismo cierra la campaña como la comenzó. Aseguró que apostaría al contacto personal con la gente y a lo largo de todas las giras que emprendió durante estos meses, tanto Lavagna, como su candidato a vicepresidente, el radical jujeño Gerardo Morales, priorizaron ese tipo de movidas. Al hacer balance de la campaña electoral, Lavagna subraya que recorrió 85 mil kilómetros de la Argentina.
Su presencia en el barrio Juan Manuel de Rosas fue el regreso a un lugar por el que había pasado hace poco tiempo atrás. El 22 de septiembre, Lavagna había recorrido la zona. Allí se enteró que Gregorio Acosta, obrero metalúrgico y su esposa, Victoria Escobar, portera en una escuela de la zona, habían donado parte del terreno sobre el que se levanta su casa para que allí se construyera un centro de salud. “Le damos hoy gracias a esta familia que teniendo poco ha sido capaz de dar mucho”, sostuvo el candidato. Estos correntinos, que tienen ocho hijos y once nietos, llegaron al Gran Buenos Aires hace más de 30 años. Avisados que Lavagna volvería a visitar la zona, las mujeres de la familia lo esperaron con empanadas.
Las tareas comenzaron a las ocho y media de la mañana. Los jóvenes de UNA y obreros de la construcción se dedicaron a cambiar las chapas de la vivienda, a refaccionar dos habitaciones y a cambiar la puerta principal y unas ventanas. El candidato llegó al mediodía, cuando más de uno de los miembros de la actividad solidaria ya se arremolinaban alrededor del asado de obra. Antes de que la lluvia marcara el final de la tarea, Lavagna tuvo tiempo de treparse a los techos, tomar el martillo en sus manos y calzarse el gorro amarillo, que identifica a los obreros de la construcción, y que el propio Néstor Kirchner elogió en más de un acto oficial.
Lavagna llegó a Lomas de Zamora después de haber recorrido varias emisoras de radio. Su vocero, Alejandro Rodríguez y Jorge Sarghini, fueron los únicos candidatos que dieron el presente. En el último día de campaña, el ex ministro privilegió el encuentro con los medios. La noche anterior había rechazado participar de un programa televisivo en la señal Todo Noticias, convirtiéndose en el único candidato a presidente que no aceptó el convite. A media mañana el candidato había estado en Radio del Plata. Allí se comprometió a reformular los medios de comunicación en manos del Estado y convertirlos en medios públicos con la participación de partidos de la oposición y trabajadores de cada uno de ellos. “Hay periodistas y periodistas”, dijo luego de repetir que su comunicación no tiene espacio para la exclusividad periodística.
En sus entrevistas, insistió con su crítica al Gobierno por el crecimiento de la inflación. Reconoció que no hay condiciones para una disparada hiperinflacionaria, pero subrayó que “cuando la inflación llega al 15 por ciento comienza a tener dinámica propia”. Para Lavagna, la inflación actual ronda el 20 por ciento anual. Dijo tener un plan, esbozó algunas de las ideas que presentó en su plataforma hace ya más de un año y también comentó algunas anécdotas del 2002 para demostrar que tiene el carácter necesario para gobernar el país. “En medio de la crisis y cuando presionaban por la compensación, los bancos amenazaron con no abrir sus puertas un día lunes. Ese viernes les advertí que si el lunes no abrían, los nacionalizaría. Finalmente abrieron”, dijo. También habló de la inseguridad ciudadana y admitió que además de combatir el delito con medidas técnicas, había que apuntar a erradicar sus causas. En ese punto se mostró partidario de mejorar las condiciones económicas y sociales de los más humildes. Fue la primera campaña de Lavagna. Prometió que no será la última ya que continuará trabajando en política.
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