Viernes, 2 de noviembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › URUGUAY ANUNCIO LA PUESTA EN MARCHA DE LA PASTERA Y LA POSTERGO A PEDIDO DE ESPAÑA
El Ministerio de Ambiente uruguayo le otorgó la autorización a la pastera finlandesa para empezar a funcionar. A pedido del rey Juan Carlos, el presidente Tabaré Vázquez –de visita en España– dispuso rever la medida hasta la Cumbre que se realizará con Argentina en Chile. La Cancillería argentina lo consideró “una provocación”.
Por Laura Vales
Uruguay otorgó a Botnia la autorización para comenzar a funcionar, aunque luego de anunciarlo postergó su entrada en vigencia hasta que se realice la Cumbre Iberoamericana de la semana próxima en Santiago de Chile. La suspensión temporaria fue resuelta por Tabaré Vázquez a pedido de España, país facilitador del diálogo entre Uruguay y la Argentina. El rey Juan Carlos, el presidente Vázquez y su par Néstor Kirchner coincidirán en Chile en el encuentro que se llevará a cabo del jueves 8 al sábado 10 de este mes. Todo indica que allí van a reinar las caras largas; anoche, en reacción al anuncio, el canciller Jorge Taiana acusó al Uruguay de montar otra “provocación”. La queja es parte del derecho al pataleo; una vez terminada la Cumbre, la entrada en operaciones de la pastera será cosa hecha.
La concesión del permiso en vísperas de la reunión de los jefes de Estado dejó en claro que las posibilidades de un acuerdo en el diálogo que se realiza con la facilitación del embajador Yáñez Barnuevo son muy difíciles. En las reuniones realizadas en los últimos meses no ha habido un acercamiento; Uruguay propuso el monitoreo conjunto de la pastera y Argentina insistió en su relocalización. El visto bueno a Botnia era, en este sentido, una decisión esperada, que el gobierno de Vázquez demoró por un acuerdo con Buenos Aires hasta después de las elecciones argentinas. De todos modos, en la Casa Rosada no esperaban la noticia tan pronto, ya que en los últimos tiempos venían cruzando con Vázquez gestos de distensión para suavizar las relaciones. Tampoco lo esperaban así los representantes de la corona española.
Orden y contraorden
La imagen fuerte del día fue la del ministro uruguayo Mariano Arana llamando a una conferencia de prensa acompañado por el gerente general de Botnia-Uruguay, Ronald Beare. Fuerte porque Arana no es ministro de Industria ni de Economía, sino de Medio Ambiente, es decir quien de ahora en más será el encargado de controlar a la pastera. Por lo demás, el anuncio y su rectificación tuvieron un aire de vodevil que le dieron un toque insólito a la mala noticia. La habilitación fue dada a conocer primero por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) en un comunicado. El ministro Arana convocó a la rueda de prensa para oficializarlo, y el gerente general de Botnia, Ronald Beare, se trasladó al edificio para estar presente en el anuncio. Pero la conferencia se demoró dos horas y finalmente Arana apareció para decir que se había comunicado telefónicamente con Tabaré Vázquez y todo se suspendía temporariamente.
“El señor presidente nos solicitó, en atención a un pedido (de España) que se efectúe una postergación”, sostuvo. Según se supo, Vázquez dio la contraorden tras recibir el pedido que el canciller Miguel Angel Moratinos le formuló en nombre del rey Juan Carlos.
En Fray Bentos, la chimenea de la planta humeó durante todo el día de manera intermitente, por lo que circularon versiones sobre que la planta ya había entrado en producción. Los voceros de la empresa lo negaron: dijeron que hay máquinas que están encendidas como parte del proceso de verificaciones, para lo que necesitan tener las calderas funcionando, pero todavía sin producir.
La puesta en marcha no será automática, agregaron. “Es como poner una orquesta a funcionar: primero hay que afinar sus distintas partes. La planta tiene 15 cuadras de largo por seis de ancho, con muchas máquinas que hay que hacer arrancar e ir verificando cómo funcionan antes de empezar a producir la pasta de celulosa”, señaló Aldo Leporatti, vocero de la compañía. Una vez que esto suceda, Botnia irá aumentando progresivamente sus niveles de producción hasta llegar al millón de toneladas anuales. Será una de las mayores fábricas de celulosa del mundo.
“Una provocación”
La reacción del gobierno argentino tuvo como portavoz al canciller Jorge Taiana, quien acusó al Uruguay de persistir “en su actitud violatoria del Estatuto del Río Uruguay”. Taiana sostuvo que “los anuncios afectan los esfuerzos del rey de España, esfuerzos que la Argentina valora y mucho aprecia”. Y los calificó como “una provocación, porque continúan con los actos unilaterales que desconocen las normas de derecho y los aspectos medioambientales”.
De todos modos, el canciller ratificó que “la cuestión de la instalación de Botnia será resuelta, finalmente, en la Corte Internacional de La Haya”. Con esto ratificó que la Casa Rosada no evalúa avanzar con el tipo de medidas que reclaman los vecinos de Gualeguaychú, que piden el bloqueo comercial con el cierre de las fronteras o algún tipo de acción que impida a las barcazas de Botnia circular por el río compartido (ver aparte).
También el jefe de Gabinete, Alberto Fernández (temprano en la mañana, antes de la confirmación del permiso a Botnia), había ratificado esa línea de acción. Inaugurar la planta, dijo al ser consultado sobre el tema, “es algo que el derecho interno del Uruguay le permite hacer al gobierno”. Fernández señaló que la Argentina seguirá con su reclamo legal ante La Haya. “No podemos hacer otra cosa, teniendo en cuenta que somos parte de una comunidad internacional que tiene normas internacionales a las que debemos someternos.”
Los plazos en el Tribunal de La Haya son largos. A mitad del año que viene terminarían las presentaciones escritas (la réplica y contrarréplica) de Buenos Aires y Montevideo. Después habrá audiencias orales y sólo entonces los jueces estarán en condiciones de dictar sentencia.
Consecuencias
El otorgamiento del permiso coincidió con la presencia en el Uruguay de Erkki Varis, directivo de la sede finlandesa de Botnia, quien está desde hace unos días en el país. Tras mostrarse en la conferencia de prensa con el ministro de Medio Ambiente, su colega de Botnia-Uruguay, Beare, subrayó que la demora es diplomática: “Los análisis técnicos culminaron todos satisfactoriamente, quedando la planta técnicamente apta para operar”.
La empresa ha tenido siempre una política muy ofensiva y cada vez que los gobiernos de Argentina y Uruguay parecieron encaminados a algún tipo de entendimiento hizo un movimiento para mostrar su poder y desacomodar el tablero. Rompió primero el acuerdo que Vázquez y Kirchner habían hecho para suspender la construcción de la pastera por 90 días y realizar un informe ambiental. Más tarde, cuando se convocó en Madrid el primer encuentro de los negociadores de los dos países, directivos de la compañía aseguraron que Tabaré nunca les había pedido que suspendieran la construcción; el gobierno uruguayo lo desmintió, pero el clima ya estaba de nuevo enrarecido. La empresa también hizo circular versiones de que en Argentina estaba en negociaciones para instalar en su territorio una planta aún más grande que la de Fray Bentos.
La compañía apuesta a que con su entrada en funcionamiento la protesta de Gualeguaychú se desgaste. Nadie sabe de qué forma va a seguir el conflicto, pero es todo un dato que Botnia haya comenzado a tener resistencias por parte de los propios uruguayos. Concluida su construcción, las fuentes de trabajo se redujeron drásticamente y con ella su principal fuente de legitimación social. Al mismo tiempo, el modelo forestal de monocultivo de eucaliptus está perjudicando a los productores rurales. Uruguay es un país donde la tierra está mejor distribuida, con muchos pequeños productores. El modelo pastero ha generado una oleada de extranjerización de las tierras. Quienes se niegan a vender se enfrentan al problema de que cuando quedan rodeados de eucaliptus, árboles que consumen grandes cantidades de agua, sus campos empiezan a sufrir la sequía y se agotan las napas. Eso ya está sucediendo en algunos departamentos como el de Soriano, donde la municipalidad tuvo que empezar a repartir agua con camiones hidrantes, y aparece como la punta del próximo conflicto social.
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