Viernes, 2 de noviembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › CARTA DE BERGOGLIO A CRISTINA FERNANDEZ Y POSIBLE ENCUENTRO
La nota fue para felicitarla por su triunfo. La beatificación de Ceferino, con enviado vaticano incluido, puede generar una reunión.
Por Washington Uranga
La Comisión Ejecutiva del Episcopado envió ayer una carta a la presidente electa Cristina Fernández para saludarla por el triunfo en las elecciones del pasado domingo. La carta, formal y a la vez cordial, lleva la firma del presidente del Episcopado, el cardenal Jorge Bergoglio; de los vicepresidentes, Luis Villalba (arzobispo de Tucumán) y Agustín Radrizzani (obispo de Lomas de Zamora), y del secretario general del organismo episcopal, el obispo de San Miguel, Sergio Fenoy. La nota, cursada a través de la Secretaría de Culto, ingresó ayer por la mañana en la mesa de entradas del Senado de la Nación y todavía no llegó a las manos de la presidenta electa, que se encuentra en El Calafate. El hecho fue leído, tanto en medios políticos como eclesiásticos, como un gesto de aproximación del Episcopado a la nueva presidenta.
La Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, organismo laico presidido por el ingeniero Eduardo Serantes y asesorado por el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, emitió también un documento en el que expresa “sus mejores augurios para que quienes fueron elegidos por el pueblo para representarlo, sean fieles a su mandato, respetuosos de la Constitución y generadores de espacios de diálogo y de encuentro con todos los sectores”. En el mismo texto, la Comisión pidió que las autoridades electas sean “generadoras de espacios de diálogo y de encuentro con todos los sectores que conforman la Patria”. En ese mismo sentido, fuentes oficiales confirmaron que distintos funcionarios recibieron en los últimos días mensajes personales de varios obispos en los cuales se expresó satisfacción por el resultado electoral y, en particular, por las palabras de Cristina Fernández en la noche del domingo, subrayando en todos los casos la actitud de diálogo y apertura que mostró en esa ocasión la presidenta electa.
La asamblea de la Conferencia Episcopal, que se reunirá en Pilar desde el lunes próximo, será la caja de resonancia eclesiástica de las elecciones del domingo pasado. Durante cinco días, más de un centenar de obispos analizarán la situación del país desde una “perspectiva pastoral” y, entre otros temas, harán evaluaciones respecto de las recientes elecciones y trazarán estrategias respecto de las nuevas autoridades. En la agenda episcopal este diálogo aparece restringido sólo a un punto denominado “intercambio pastoral”, seguido de otros temas estrictamente eclesiásticos, pero es claro que en esta oportunidad el análisis sobre la realidad nacional será más amplio en vista de los elementos que aportan los resultados electorales. Un nuevo pronunciamiento podría surgir del plenario episcopal, pero esta decisión sólo se tomará una vez que los obispos se encuentren reunidos.
Un dato importante es que el viernes 9 de noviembre arribará al país el cardenal italiano Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano y virtual número dos de la Iglesia Católica en el mundo. El prelado viene a la Argentina para participar ese fin de semana en la ceremonia de beatificación de Ceferino Namuncurá, que se realizará en la localidad rionegrina de Chimpay. Hasta allí llegarán además de Bertone la mayoría de los obispos argentinos y una delegación oficial que incluirá al secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y al embajador argentino ante el Vaticano, Carlos Custer. Medios oficiales y eclesiásticos sostienen que “no hay que descartar” la posibilidad de un encuentro entre Bertone, Néstor Kirchner y la presidenta electa. Esa reunión podría realizarse antes del viaje de Bertone a Chimpay y, además de las conversaciones políticas para concretar el hecho, en este momento se están analizando las posibilidades de agenda.
Funcionarios argentinos y representantes del episcopado han venido trabajando intensamente para convertir la beatificación en una ocasión de mayor acercamiento entre Iglesia y gobierno, con el fin de superar las tensas relaciones planteadas desde hace dos años a raíz de las críticas del obispo castrense Antonio Baseotto al ministro de Salud, Ginés González García. Como se podrá recordar, después de ese hecho el Gobierno le retiró a Baseotto todo reconocimiento, a pesar de lo cual el obispo no renunció a su cargo hasta cumplir los 75 años establecidos por la ley eclesiástica como límite para el gobierno pastoral. Tampoco hubo encuentros formales entre Kirchner y Bergoglio.
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