El Gobierno anunciará en las próximas horas medidas para intentar satisfacer las dos principales demandas de las cámaras agropecuarias, con la esperanza de lograr de ese modo que la reanudación de la protesta de los ruralistas pierda parte de su sustento.

Lo que anunciará el Gobierno entre hoy y el viernes será la modificación del decreto 125 del 11 de marzo que impuso las retenciones móviles. Las nuevas medidas achatarán la evolución de la curva creciente de porcentajes a retener e implementarán medidas administrativas para que los pequeños productores cobren con agilidad los reintegros, que ya había dispuesto el Gobierno para que las retenciones a ese sector no superen el 35 por ciento. Hay también quienes dentro del Gobierno proponen sumarle algún beneficio extra para forzar aún más una merma en la protesta o, al menos, para frenar una escalada (ver página 7).

Estas medidas eran las mismas que el Gobierno les iba a proponer a los ruralistas luego del acto del domingo en Rosario. Pero las duras expresiones de los dirigentes agropecuarios en ese acto y la ratificación de ellas al día siguiente fueron las razones expuestas por el Gobierno para suspender el diálogo. El trasfondo del levantamiento de la reunión prevista para el lunes y el duro comunicado de anoche del PJ fueron, a juzgar por cómo lo planteaban funcionarios del Gobierno, un intento de demostrar poder y marcar la cancha, para que no se entienda que el Estado y un sector económico son instituciones equivalentes.

La reacción de anoche de los empresarios agropecuarios convocando a no comercializar granos para la exportación y carne para la faena no sorprendió al Gobierno, según las fuentes consultadas por Página/12. Lo esperaban después de la fuerte embestida del PJ.

De acuerdo con las mismas fuentes, en el Gobierno estuvieron esperando tanto el lunes como ayer palabras de acercamiento de los ruralistas que de algún modo recapitularan las expresiones del domingo, que en la Casa Rosada juzgaron en algunos casos como un ataque a las instituciones y a la decisión democrática de la población que votó a la Presidenta y a los gobernadores fustigados ese día. Si eso ocurría, en el Gobierno sentían que iban a tener una base para volver a convocarlos al diálogo y terminar de una vez con el conflicto, que lleva dos meses y medio.

Como esa rectificación no ocurrió, se decidió que el documento del PJ –que tenía la impronta indudable de Néstor Kirchner– sirviera como una dura condena a aquellas expresiones, mechada con una enumeración de las medidas que tomó el kirchnerismo desde 2003 a favor del campo.

Más allá de la sucesión de hechos, en el Gobierno habrían evaluado el escaso margen que tenían los productores agropecuarios para volver a cortar rutas y tomar medidas de máxima dureza, ya que no contaban con el aval de las restantes cámaras empresariales y posiblemente también obtuvieran un rechazo de la población. Y otro dato que sin duda tuvieron en cuenta en la Casa Rosada, es lo que allí se describe como crecientes diferencias entre los dirigentes agropecuarios. Entre otros datos se contabiliza una carta de Coninagro a las otras tres entidades mostrando disconformidad con algunas acciones de la Mesa de Enlace y la ausencia ayer de su presidente, Fernando Gioino.

Más allá de estas especulaciones, el documento del PJ, según funcionarios del Gobierno, fue la última jugada fuerte del oficialismo antes de anunciar las medidas para el sector agropecuario, que la Presidenta quiere que se conozcan antes de emprender su viaje a Roma el domingo próximo.