Fernando Lugo dejó de ser obispo. En una decisión sin precedentes, la Santa Sede redujo al estado laical al futuro presidente paraguayo, quien estaba suspendido desde 2007 por dedicarse a la política. “Su Santidad, Benedicto XVI, ha concedido para él (Lugo) la pérdida del estado clerical con la consiguiente pérdida de los derechos inherentes al mismo”, explicó el nuncio apostólico en Paraguay, Orlando Antonini, después de reunirse con el mandatario electo.

El decreto de la Congregación para los Obispos explica que ejercer la presidencia de un país no es compatible con las obligaciones del ministerio episcopal del estado clerical. “El Sumo Pontífice exhorta al señor Fernando Lugo Méndez a ser fiel a la fe católica, en la que fue bautizado y a llevar una vida coherente con el Evangelio”, agrega el documento fechado el 30 de junio.

En diciembre de 2006 Lugo había presentado una petición para que le fuera concedida la pérdida del estado clerical, pero se la habían denegado. Ayer celebró la dispensa papal. “Yo quisiera agradecer sinceramente a su santidad Benedicto XVI por una decisión que no ha sido fácil”, expresó con evidente satisfacción.

“Es la noticia que he estado esperando hace mucho tiempo”, agregó. El ex obispo de la diócesis de San Pedro, la región más pobre de Paraguay, donde ejerció poco más de una década, había sido suspendido “a divinis” por el Vaticano en enero de 2007.