Desde Santiago del Estero

“Esta elección ratifica nuestro optimismo, sabíamos que podíamos tener un triunfo. Teníamos algunas encuestas que nos daban un número alto pero lo más importante fue la participación”, reconoció ayer Zamora, instalado en su bunker de Garibaldi y San Martín. Allí, la euforia coincidió con el cierre de las mesas y el fin de la siesta. Pasadas las 18, el propio gobernador contó, en una breve conferencia, que ya el primer boca de urna marcaba una tendencia que podría llegar al 85 por ciento, aunque pidió cautela porque no había datos oficiales. Cuando estuvo todo confirmado exclamó: “Presidenta, usted es parte de este triunfo, hemos triunfado contra tantas dificultades. Este es un triunfo de la democracia que los santiagueños compartimos con usted”.

El gobernador reelecto estaba acompañado por varios funcionarios, entre ellos su jefe de Gabinete, Elías Suárez, y del gobernador rionegrino Miguel Saiz, otro radical K. Pronto arribaría el ministro del Interior de la Nación, Florencio Randazzo. “¿Ganó el Frente Cívico o el radicalismo?”, le preguntó un periodista. “Ha ganado el Frente Cívico, que está compuesto por radicales, peronistas y socialistas”, respondió malhumorado. Detrás sonaban bombos y petardos. La unidad básica estaba repleta de militantes.

Dos horas después, Zamora volvió a aparecer junto a Randazzo y no dudó en confirmar su reelección. Se habían escrutado el 25 por ciento de las mesas y su triunfo era irreversible. Dentro del 84 por ciento que había logrado su candidatura, el segundo lugar lo ocupaba Compromiso Social (10,46) y el tercero la Corriente Renovadora (con el 9,54 de los votos), dos fuerzas peronistas que respaldaron al gobernador pero que llevaron listas propias de legisladores. De la oposición, el segundo lugar le correspondió al FUP, apoyado por los radicales opositores al gobierno nacional, que sacó el 5,41 por ciento. Y en tercer lugar llegaron los juaristas del Frente Cruzada y Lealtad, que obtuvieron el 2,82 por ciento.

En el bunker del ganador, entre el público, había algunos diputados jóvenes y otros no tanto, quienes festejaban las 24 bancas conseguidas, de las 40 disponibles en la Cámara legislativa local. El gobernador agradeció primero a los votantes, luego a su par de Río Negro, Saiz, con quien comparte “una identidad política y una militancia por encima de la política partidaria”, y al ministro del Interior, quien tomó la posta y lo felicitó por su gestión y habló de fortalecer “una democracia pobre, que sólo tiene 25 años y muchas deudas pendientes y responsabilidades como la de mejorar la calidad de vida de los argentinos”.

El llamado de la Presidenta, ausente con aviso por el excesivo calor, llegó cuando las cartas estaban echadas. Cristina Fernández aseguró que la de Zamora fue una de las mejores mandatos provinciales y este joven político se envalentonó con las felicitaciones: “Somos hoy el resultado de una gestión de gobierno que cuando quiere continuar se plebiscita. Este domingo la gente nos dio un voto de confianza y nos responsabiliza doblemente para seguir trabajando por la transformación de la provincia, económica, social y productiva para terminar con los aislamientos, las asimetrías, y terminar con las exclusiones, recuperar la cultura del trabajo. Para que esto no sea pan para hoy y hambre para mañana”.

Luego de las críticas y rumores acerca de su ambigua relación con los radicales anti K, el gobernador reelecto mandó un mensaje contundente a la conducción nacional de la UCR, que mantiene intervenido el partido en este distrito. “Quien es radical más que argentino deja de ser radical”, y hasta se animó a citar al Pocho: “Quiero usar una frase de Juan Domingo Perón: primero está la patria, luego el movimiento y por último los hombres”.

Después se subió al acoplado, en medio de una multitud que lo acompañó hasta la plaza Libertad, frente a la intendencia local, soplando pitos y gritando. “Vamos a salir un poco desordenados”, anunció desde la camioneta que encabezó la “caravana de la victoria”. Al cierre de esta edición todavía sonaban los petardos y el cuarteto en la plaza en lo que el gobernador definió como “una fiesta de la democracia”.