Lunes, 11 de mayo de 2009 | Hoy
Por Ricardo Forster *
El cierre de listas pone en evidencia el debilitamiento, la falta de debate interno y el vaciamiento de los partidos políticos. El otro aspecto claro es la idea plebiscitaria de la elección, tanto del Gobierno como de la oposición. La presencia de Néstor Kirchner y Daniel Scioli en la lista del oficialismo de la provincia de Buenos Aires es muy potente. La oposición también se juega con sus figuras muchas cosas definitivas en la Argentina. No porque estén mirando al 2011, que queda muy lejos, sino al 29 de junio: de qué manera sale el Gobierno el día después de las elecciones, si fortalecido o debilitado. Se pone en juego la estabilidad del Gobierno y del modelo; aunque no lo diga explícitamente, la oposición quiere imponer un giro liberal de derecha. Además de la postura destituyente que asumen algunos sectores de la oposición, como fue la naturaleza del diálogo entre Mariano Grondona y Hugo Biolcati (presidente de la Sociedad Rural). Existen muchos sectores, y también medios de comunicación, que difunden y quieren leer en los diarios del 29 de junio que el Gobierno salió derrotado. A partir del resultado se recompondrá el escenario político inmediato.
Con respecto a las llamadas candidaturas testimoniales –y no sé si ésa debería ser la palabra a emplear–, el Gobierno juega todo en estas elecciones poniendo como cabezas de lista a referentes atractivos para los sectores populares, como son los intendentes del Gran Buenos Aires. No me parece el tema de fondo, ni que se trate de un debilitamiento institucional. Como tampoco lo es la actitud oportunista de quienes plantean que está mal si un oficialista deja un cargo para asumir una candidatura, pero si lo hace la oposición está bien. Por eso, me parece interesante la lista del Frente para la Victoria de Capital. Es una lista rara, que lleva al frente a Carlos Heller, un hombre de la izquierda progresista; y relaciona a hombres de la CGT, como Piumato, y a referentes del modelo sindical-social de la CTA, con la participación de Tito Nenna, ligado a Hugo Yasky. Esto muestra la reinserción de los trabajadores en la política activa, como lo fue el acto de la CGT con 100 mil trabajadores en la calle, que no se daba en la política argentina de los últimos años. Me parece que es producto de una intensa negociación y debate, en contraposición a otros armados electorales que reemplazan el debate de ideas por la decisión de unos pocos, asociadas a las encuestas o la repercusión mediática. Finalmente, es casi natural que quienes expresan a los sectores concentrados de la producción agropecuaria en la Argentina estén en las listas del radicalismo liberal gorila o en el neomenemismo del PRO y De Narváez. Pero lo que no está tan claro para la gente, porque no lo expresan públicamente, es que pretenden una restauración conservadora y un giro al terrorismo liberal de los ’90.
* Doctor en Filosofía, profesor de la UBA.
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