Mauricio Macri le prometió a Daniel Angelici, su delfín en la actual comisión directiva, que en las elecciones de diciembre de 2011 lo acompañará en su candidatura a presidente de Boca con un cargo simbólico como primer asambleísta. Además, le entregó la jefatura de su agrupación interna, Dale Boca, y hasta se mostró junto a él en una peña boquense de Basavilbaso, Entre Ríos. Son indicios concretos de que el jefe de Gobierno porteño no mirará de soslayo los comicios en el club del año próximo. Es más: una versión instalada con firmeza entre sus compañeros del colegio Cardenal Newman y ahora funcionarios, dice que si fracasara su postulación presidencial no vería con malos ojos volver en algún momento a la institución deportiva, para gobernarla como lo hizo durante tres períodos consecutivos. Angelici era hasta hace poco el tesorero de la comisión directiva que encabeza Jorge Amor Ameal. La aprobación del millonario contrato de Riquelme provocó su renuncia, aunque todavía conserva la vocalía para la que había sido elegido. Cuando el ingeniero le aseguró que sería su primer candidato a la asamblea de representantes del club, Angelici tuvo que aceptar una moneda de cambio: Macri le exigió que intentara voltear el meneado vínculo con la estrella de Boca. Pero perdió la discusión.