EL PAíS › OPINION

Todos los secretos, todos

Por Diana Malamud *

El 18 de Julio de 1994, a las 9 y 53 horas, producto de mafias, fundamentalismos, negociados, inoperancias y falta de previsión y seguridad, la sede de AMIA se convirtió en un atroz cúmulo de escombros, de muertos y un sin fin de enmarañados secretos. Secretos...
“Nos vamos a caer de espaldas”, un gran secreto. Alcanzó un viaje de Ezeiza a Olivos para que el juez Galeano inicie la construcción monumental de la trama secreta de la causa AMIA. Los cuerpos de nuestros familiares aún no habían sido encontrados, la calle Pasteur olía a polvo y a muerte. Y mientras esto ocurría, rauda, eficaz y rápidamente en otra parte se activaba en la reunión Menem-Galeano el entierro de la verdad, el gran pacto de la impunidad. Una larga lista de secretos jamás develados: la agenda de Carlos Telleldín; las grabaciones de la SIDE; testigos de identidad reservada; anexos secretos a los que nuestra querella no tenía acceso; filmaciones secretas e ilegales; extorsiones secretas e ilegales; sobornos secretos e ilegales; pactos entre fiscales, jueces, banqueros y Ministros; aprietes y amenazas secretas; el secreto del secreto: quema de filmaciones secretas e ilegales para asegurar el secreto
Cúmulos de basura y más basura secreta que nos lleva hoy, a casi 9 años, a desconocer la verdad: acuerdos secretos que negociaban libertades, como en el caso de Ana Boragni; el secreto de la no investigación de la pista Siria y las vinculaciones Menem-Tfeli-Kanoore Edul; los secretos dentro de los escombros que se llevó el Río de la Plata; el secreto acerca de un helicóptero de la Policía Federal que volaba la semana anterior a la masacre por los techos de la AMIA, sin piloto, sin registro de salida ni de vuelos, helicóptero fantasma y secreto; el secreto de la Federal sobre la adulteración de los libros de guardia de las Comisarías; los grandes secretos de la Maldita Policía, quienes han demostrado en sus declaraciones en el Juicio Oral ser todos sordos, ciegos y mudos, pero enormes constructores de silencios, olvidos y repeticiones; el secreto de los millones heredados a Ribelli; el secreto de la manutención y compra de bienes a la esposa de Telleldín pagados por todos los argentinos; y el secreto de todo lo que no sabemos.
Los que ya es un secreto a voces es que la instrucción de esta causa es una vergüenza nacional. Secreto e impunidad caminan de la mano, amparados por el Estado Nacional a través de sus funcionarios. Y uno de tantos secretos que intentamos infructuosamente develar es la tarea de la Fiscalía. ¿No debían ser ellos, como representantes del pueblo, los interesados en acabar con los secretos en pos de la Justicia y la Verdad?
¿Qué secretos no se quieren develar cuando los fiscales no apoyan que los miembros de la SIDE declaren sin secretos?
Lo que no es secreto es que han sido artífices del estado actual de la causa. Los secretos de los espías secretos, con caras y nombres secretos, que guardan sumarios secretos, en cajones secretos, dentro de oficinas secretas, en edificios secretos, que manejan fondos secretos, en pro de los grandes secretos que han sabido conseguir. Los secretos de la investigación alrededor de la masacre de AMIA: los secretos de lo que pasó el 17 de Marzo de 1992 en la Embajada de Israel; los secretos respecto a la actuación del Juez Santamarina; los secretos de la SIDE infiltrada en células terroristas; los secretos de la Triple Frontera; los secretos de los cassettes duplicados; los secretos de las intervenciones telefónicas; los secretos de la milagrosa aparición de la Foja 114; los secretos del hallazgo del muerto vivo; los secretos de la filmación de la Trafic en la calle Azcuénaga; los secretos de la contratación de Vergez por parte de la SIDE.
Los secretos de la SIDE intentan cerrar con broche de oro nuestra causa. Amparados en ley y decretos, guardan silencio. Un impactante silencio legal, un mundo en el cual lo que sería ilegal para cualquier ciudadano se torna legal cuando se es espía. Ser un servicio implica el privilegio deactuar con cobertura legal. Todo puede ser hecho, callado, usado, armado en nombre del “Secreto de Estado”. Ellos guardan el mayor de los secretos, lo atesoran y manipulan, porque los secretos los salpican. Y en pos de este resguardo se oculta el mayor de los secretos: la verdad.
Y porque desde Memoria Activa estamos convencidos de que debe prevalecer siempre el derecho a la verdad frente al secreto de Estado, exigimos que el Tribunal Oral Federal declare inconstitucional el Decreto Presidencial 41/2003, el Artículo 16, párrafo 3º de la Ley 25.520 de Inteligencia Nacional, los Artículos 2º, 3º y 4º del Decreto 490/2002 y el Artículo 1º del Decreto 116/2003.

* De Memoria Activa.

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