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En el Senado, el Frente para la Victoria podría sumar alguna banca de todas las que arriesga, si se toma el resultado de las PASO como si fuera la elección de octubre, donde ocho provincias renuevan sus representantes en la Cámara alta. Con lo cual solo se mantendría el delicado equilibrio del Senado, donde hasta ahora el kirchnerismo ha logrado ponerle un dique de contención a los proyectos que impulsa la oposición en la Cámara baja.

En Buenos Aires, el oficialismo mantendría sus dos senadores y el duhaldismo retendría el tercero. Lo mismo sucedería en San Juan, donde el Peronismo Federal volvería a ganar la banca de senador por la minoría.

En Santa Cruz y Jujuy se mantendrían en el Senado las mismas fuerzas: el FpV con la mayoría y el radicalismo con la minoría. San Luis seguirá siendo un bastión de los Rodríguez Saá, que conseguirían dos senadores. El kirchnerismo también se alzaría con una banca.

En Formosa, el FpV ganaría nuevamente la elección de senadores, pero recuperaría una banca después de que Adriana Bertolozzi de Bogado pegó un portazo y se fue del bloque. La UCR conservaría la banca de la minoría. Tampoco le iría mal al kirchnerismo en Misiones: volvería a contar con el respaldo de los tres senadores de esa provincia.

Algo parecido sucedería en La Rioja. Allí el FpV logró la mayoría, pero Carlos Menem superó al radicalismo en las PASO riojanas y va por la renovación de su banca por otros seis años. Menem se había sumado al Grupo A en la Cámara alta, aunque después adoptó actitudes independientes, y como cuando aprobó la postulación de Mercedes Marcó del Pont como titular del Banco Central a pesar del rechazo del resto del arco opositor.