EL PAíS › OPINIÓN
POR MARTA MAFFEI

Más plural, más justo

La segunda edición del Foro Social Mundial es sin duda el mayor acontecimiento organizado en la historia del mundo para favorecer la participación y el debate de organizaciones no gubernamentales. No recuerdo otra oportunidad en la cual algo más 6000 organizaciones sociales se hayan reunido para buscar alternativas y soluciones a los problemas del planeta. Es posible encontrar grandes eventos incluso con altísima participación social, pero en esta oportunidad no se trata de individuos, son instituciones, organizaciones con cientos, miles, millones de adherentes algunas de ellas, lo que les permite un inmenso efecto multiplicador. Quince mil delegados, 35.000 partícipes, 6000 organizaciones representando a 123 países, personalidades de todo el mundo, científicos, investigadores, estudiosos diseñando juntos alternativas, recuperando la unidad para la paz, la justicia y la solidaridad que hagan posible otro mundo distinto dirigido a terminar con esta horrorosa e infinita pobreza, exclusión y muerte.
Seminarios, conferencias, debates o visitas a los barrios populares para comprobar sus formas organizativas trajinaron cada día el esfuerzo de los partícipes que en modo alguno lograban completar sus ambiciosas agendas.
La mañana del último día se conoció el resultado de una de las tantas votaciones que promovieron la participación creciente de los delegados: “Por la supresión de los gastos militares y la afectación de esos recursos a diversas finalidades”, en este orden los 6500 votantes dijeron: Por la eliminación del hambre, por la alfabetización y por la eliminación del trabajo infantil.
¡Y pensar que algunos temen que la diversidad genere anarquía!
Hace algunas horas se cerró el debate. La clausura fue la síntesis y la expresión de cómo se puede construir de un modo distinto. En la sede de la Universidad Católica miles de personas en partes casi iguales hombres y mujeres, con una preponderancia notable de jóvenes, recibieron emocionadas las palabras de despedida de dirigentes y de representantes de todo el mundo: indígenas, campesinos, estudiantes, sindicalistas, maestros, artistas y políticos comprometiendo la globalización de la lucha y de la esperanza, reclamando en cien idiomas pluralidad, diversidad, tolerancia, respeto. Un texto especialmente elaborado para el Foro por el Premio Nobel de Literatura José Saramago fue la belleza de la expresión literaria convocándonos a la reacción de los pueblos que, por imperativo moral, debemos recuperar la justicia, la democracia y la plena vigencia de los derechos humanos.
Cerrando el acto entre aplausos se aprobó el calendario de las acciones de lucha programadas para el año y la realización del tercer Foro Mundial Social en fecha coincidente con la próxima reunión de Davos. Y como ninguna fiesta en Brasil puede terminar de otro modo, junto al cronograma de luchas sociales se desató el samba. Miles de “convidados”, las manos entrelazadas en rondas, siguiendo el ritmo de un escenario poblado de mujeres y hombres de prestigio internacional en medio de la mayor diversidad imaginable, con un gobernador, Olivio Dutra, abrazando a Nora Cortiñas, bailando también y ratificando la convicción de que las democracias plurales y justas necesitan construirse sobre la memoria.

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