El radicalismo continúa sumido en las declaraciones autocríticas. Por lo menos de eso hablaron ayer algunos de sus referentes, que aprovecharon el pobre resultado electoral para echar tierra sobre sus principales rivales fronteras adentro del partido. “Aparecimos como una murga”, definió el jefe del bloque radical en el Senado, Gerardo Morales. Desde otro sector de la UCR, el dirigente y ex ministro del gobierno de Fernando de la Rúa, Federico Storani, volvió a cargar contra el ex candidato a presidente Ricardo Alfonsín por su alianza con el empresario Francisco de Narváez: “El radicalismo es un partido de origen popular que no tiene que ver con vertientes conservadoras”.

“En la oposición aparecimos como una murga: cuatro candidatos, vanidades personales y falta de acuerdos”, enfatizó el jujeño Morales, antes de admitir que la UCR debe “profundizar la actitud permanente de renovación” para cambiar autoridades partidarias, con el fin de poder afrontar de otra manera el “desafío” de las elecciones parlamentarias de 2013. También abogó por la necesidad de una reforma de la Carta Orgánica del partido. Además, alertó: “Deberemos conseguir los votos que nos permitan reforzar los bloques de legisladores”.

Para Storani, la falla que originó el fracaso eleccionario estuvo dentro del radicalismo. “Uno de los graves errores que cometió en el último tiempo (la UCR) fue una política de alianzas que no tenía nada que ver con lo que, históricamente, el radicalismo pretendió representar.” En ese sentido, diferenció el apoyo que en 2007 el partido brindó a la “experiencia de (Roberto) Lavagna” (lo llevó en su boleta como candidato presidencial), pero “diferente es cuando uno se la pasa planteando que pertenece al espacio socialdemócrata y, luego, da un viraje abrupto hacia De Narváez”. Incluso el ex gobernador de Córdoba Eduardo Angeloz admitió que los máximos dirigentes de la UCR deberán “hacer un mea culpa” por los resultados obtenidos.