Miércoles, 4 de enero de 2012 | Hoy
EL PAíS › MILITANTES KIRCHNERISTAS EMPEZARON UNA VIGILA EN EL HOSPITAL AUSTRAL
Los primeros llegaron el lunes. La mayoría son jóvenes. También fueron mujeres con sus niños. Militantes de movimientos sociales dejaron sus carteles escritos a mano y algunos intendentes colocaron sus pancartas.
Por Laura Vales
El Hospital Austral no sólo está en Pilar, sino que tiene su estilo: es un edificio vidriado construido en lo alto de una colina, rodeado de un parque. Entre los árboles se ve un grupo de construcciones de ladrillo a la vista y techos de lajas negras. El césped –fresco, recién regado– cae con suavidad desde las puertas del hospital hasta la calle. Apoyada contra las rejas que protegen la entrada al predio, la vigilia de apoyo a Cristina es una mancha en el paisaje, con la marca del conurbano. Las veredas fueron ocupadas por carpas y a los dos lados del asfalto se amontonan banderas y pancartas. Los que hacen el aguante se divierten con el contraste; para algo son militantes. En un gesto de humor difícilmente involuntario, alguien colgó una ristra de chorizos de las rejas. Juan Luna, del Movimiento Evita, cuenta que van a pasar la noche mirando documentales sobre el kirchnerismo, acompañados de unos choris. “Un aguante con toda la liturgia peronista”, define.
Luna y un grupo de compañeros de su organización fueron los primeros en llegar a las puertas del hospital, el lunes, para montar la vigilia que le dará respaldo a la Presidenta durante su operación y convalecencia.
“Vinimos con doce compañeros al otro día del feriado, se vinieron primero los más comprometidos, como una muestra de afecto y de apoyo a la Presidenta”, señala. Ayer, el Movimiento Evita les mandó a la puerta del hospital un camión que sirve de escenario móvil. Es el mismo que sirvió para las presentaciones de la Mancha de Rolando en la campaña electoral y que ahora dará apoyo logístico. De todas maneras, todavía no está definido si al escenario se le dará uso para un acto. “Nos pidieron que no hagamos ruido, así que en principio no va a haber agitación.”
En la vigilia hay mayoría de jóvenes. “En nuestro grupo estamos entre los 16 y los 32 años”, contó Malena Puppo en una de las carpas iglú. Estudiante de la carrera de Economía Política de la Universidad Sarmiento, Puppo contó que integra el Movimiento Felipe Vallese, en Del Viso. “Queríamos acompañar a la Presidenta desde el primer momento y demostrarle apoyo a su familia.”
Otros, en lugar de instalarse a pasar la noche, fueron turnándose para hacer guardias rotativas y dejando sus carteles. Así, contra las rejas pusieron sus pancartas movimientos sociales como el Evita, el Kolina, la organización de Alicia Kirchner, y Octubres. En un número mayor instalaron sus pasacalles los intendentes del Gran Buenos Aires. Se destacaban los de José C. Paz, firmados por Carlos Urquiaga, quien reemplazó en la intendencia a Mario Ishii, y los de Francisco Gutiérrez, de Quilmes.
En la puerta de entrada al predio del hospital se instaló una camioneta de la Policía Bonaerense. Adentro, la guardia privada revisó los baúles de los automóviles que ingresaban al predio. Ocupando un espacio similar al del acampe, pero en la vereda de enfrente, se instalaron los móviles de radio y televisión.
Hubo cantitos, pero sin gran expectativa de hacerse oír sin la intermediación de las cámaras. “Yo estuve dentro del hospital y no llega nada de la calle”, contó en uno de los grupos Bety Rosales, de 47 años, integrante de una cooperativa del Plan Argentina Trabaja. El grupo de mujeres había ido con sus chicos, bien aprovisionadas de sillas de playa y de jardín y de varios equipos de mate. “Vine a visitar al patrón de mi marido y apenas entrás al edificio ya no se escucha nada. Eso fue cuando era de tres pisos y ahora tiene siete, así que menos.”
Las mujeres habían pasado la tarde escribiendo carteles sobre unas cartulinas blancas. “Fuerza, Cristina”, decía uno. Otros: “No hay nada más saludable que el amor recíproco entre el pueblo y la Presidenta”; “Cristina, te tenemos en el corazón”.
“Estuvimos en la Plaza del Congreso acampando por la 125 y ahora volvemos a acompañar a Cristina”, dijo Carlos Báez, de 37 años, mientras ayudaba a bajar dos carpas y una parrilla de una combi para hacer noche junto a un grupo de José C. Paz.
En medio de la militancia, un grupo de adictos en recuperación dieron la nota, parándose frente a las cámaras de los canales de cable para mostrar la pancarta de su centro, “Vencer para vivir”.
“Nos gusta la convicción de la Presidenta. Ya nos gustaba Néstor Kirchner, por ser medio rebelde”, aseguró Jorge Cabral, de 24 años, en recuperación. A su lado Juan Godoy, de 21, apuntó que el apoyo era “porque la situación está mejor” y porque, como ella, se consideraban “personas que luchan”.
El aguante tendrá un pico de concurrencia a lo largo de esta mañana, a partir de las ocho, cuando los médicos comiencen la operación quirúrgica que, se estima, durará unas cuatro horas.
El primer parte médico podría ser difundido al mediodía. A un costado de la puerta del hospital, el personal de seguridad montaba anoche un sector destinado a la prensa, para que pueda transmitir los informes del hospital.
La idea del acampe como modo de acompañamiento ya había sido realizada durante las intervenciones a que debió someterse el ex presidente Néstor Kirchner. La intención de la militancia es, como entonces, permanecer frente al Hospital Austral hasta que Cristina reciba el alta médica, lo que se espera llevará unas 72 horas de posoperatorio.
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