Desde Rosario

Una venganza. Esa era ayer la principal hipótesis del juez que investiga los asesinatos de tres jóvenes militantes sociales en Rosario, durante la madrugada del Año Nuevo. Horas antes de la masacre, el hijo de Sergio “El Quemado” Rodríguez, ligado a la barra brava de Newell’s Old Boys, fue baleado. “Aunque tampoco podemos asegurar nada, entendemos que la acción de la canchita de fútbol (escenario del triple crimen) fue una especie de represalia o venganza de lo ocurrido antes”, señaló el juez Juan José Pazos. Por este motivo, el magistrado hizo detener a Maximiliano Rodríguez, el hijo de El Quemado, internado luego de recibir tres disparos. También fue detenido quien habría atacado a Maximiliano horas antes de la masacre, Danonino Segovia, y se secuestró la moto tipo Enduro desde la que atacaron al hijo de El Quemado. Al parecer, Danonino viajaba en esa moto junto a Ezequiel Villalba, que continúa prófugo.

“Hasta tanto no lo tengamos más en claro no podemos asegurar que detrás de este hecho esté la droga, pero lo que puedo decir es que no se mata así sólo por Ñuls.” La frase pertenece al juez de instrucción Pazos. Además, la policía continuaba la búsqueda de otro imputado en la masacre, Damián Martínez, en cuyo domicilio se secuestró durante un allanamiento un chaleco antibalas, lo que coincide con lo manifestado por un testigo, que dijo que uno de los atacantes usaba uno al momento de cometer el triple crimen.

Por su parte, el secretario de Seguridad Comunitaria, Angel Ruani, dijo que la muerte de los tres jóvenes, que eran militantes del Frente Darío Santillán, fue un “vuelto” por el ataque a Maxi Rodríguez, “donde los muertos no tienen nada que ver” con ese hecho.

El juez Pazos reveló además que Sergio Rodríguez, “El Quemado”, es uno de los prófugos por el triple crimen y adelantó que podría presentarse en el día de hoy. “Me hablaron tres personas distintas por este señor y les dije a todos que más seguro va a estar con no-sotros en alguna unidad carcelaria que en algún lugar donde lo busque la otra banda”, dijo el juez, sin brindar más detalles.

Pazos reveló además que en la investigación están trabajando la brigada de Homicidios, las Tropas de Operaciones Especiales, la comisaría del barrio y la sección Judiciales, con el comisario Daniel Corbellini.

Rodríguez fue atacado a balazos a las 3.30 del 1º de enero por personas que le dispararon desde una moto mientras circulaba en un BMW con su novia. A raíz del ataque, Rodríguez fue internado con tres heridas de arma de fuego en un centro asistencial, donde se halla demorado e imputado en la causa por el triple crimen, ocurrido luego.

A poco de una hora de cometido ese ataque, a las 4.30, tres hombres armados a bordo de un Chevrolet Corsa acribillaron a balazos a Jonathan Brasante (17), Claudio Suárez (19) y Adrián Leonel Rodríguez (21) mientras celebraban la llegada del Año Nuevo en la canchita de fútbol de la Asociación Deportiva Oroño, situada en Dorrego al 3900, de Rosario.

Los pesquisas determinaron que a pocos metros de allí reside Ezequiel Villalba, un hombre al que el entorno de Rodríguez le atribuye el ataque contra él y su novia, confirmaron fuentes de la investigación.

Por su parte, el diputado nacional y referente de La Cámpora Santa Fe Marcos Cleri cuestionó la “ausencia de compromisos con políticas públicas municipales y provinciales para reducir la brecha de la desigualdad”. El legislador también recordó que el actual gobernador de la provincia, Antonio Bonfatti, “fue anteriormente ministro de Gobierno de Hermes Bi-nner” y dijo que, entre sus funciones, “estaba la de la dirección política de la policía y la lucha contra la inseguridad”.

“Hoy simplemente realiza relatos que describen la realidad sin asumir sus responsabilidades de resolver los problemas de la gente, mostrando la total falta de compromiso político y social por la inclusión y las lucha contra el narcotráfico”, aseveró Cleri.

El legislador concluyó advirtiendo al socialismo provincial que “de una vez por todas desarticule aquellas estructuras y prácticas delictivas que terminan castigando a aquellos que menos tienen y en particular a los jóvenes, que gracias a las transformaciones llevadas adelante desde el 2003 a la fecha vuelven a creer en la política y la militancia como herramienta de cambio y justicia social”.