Con la presión de convertirse en el principal responsable de un nuevo paro de subte que enloquecería la ciudad durante tres días, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, finalmente envió a la reunión en Trabajo al presidente de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase), Juan Pablo Piccardo. Efectivamente, su presencia permitió que el conflicto se destrabara rápidamente, dejando el interrogante de por qué, en similares circunstancias, se dejó que el problema siguiera adelante hasta desembocar en el paro de 36 horas de los trabajadores del subte cumplido la semana pasada.

Desde el gobierno nacional habían comenzado temprano a ejercer presión sobre Macri, quien podía hacer nuevamente fracasar la negociación en caso de no enviar a un delegado. Así había sucedido la semana pasada, cuando tanto la empresa como los gremialistas aseguraban que las cifras estaban muy cerca, pero que no tenía sentido un acuerdo sin la presencia de la administración porteña, que es quien deberá tomar bajo su responsabilidad el servicio.

“Se trata de hacerse cargo de una gestión, sería bueno que Macri se haga cargo de la gestión, y esto se resuelve en 24 horas”, había advertido el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. “Tienen que entender que es un conflicto que tienen que resolver ellos”, agregó. El ministro subrayó que “nosotros hace ocho años que estamos transpirando cada vez que aparece un conflicto de este tipo, los laburamos y los resolvemos” y cuestionó que no lo hiciera “un partido político que hace todo un discurso sobre el diálogo y sobre que son los más buenos del mundo”.

También el senador Aníbal Fernández salió temprano a reclamar que el jefe de Gobierno porteño se hiciera cargo de la situación. “Está poniendo en riesgo un medio de transporte” y así “perjudica a varios millones de personas que se trasladan todo el año”. Por otro lado, adelantó que si Piccardo volvía a ausentarse el Gobierno acudiría nuevamente a la fuerza pública para obligarlo a sentarse en la mesa paritaria.

Otra voz fue la del diputado de Nuevo Encuentro Martín Sabbatella. “Esperamos que termine con ese capricho, que le ponga fin a la especulación política y no deje a la ciudad sin subtes”, le apuntó también al jefe de Gobierno.

La situación generó debate en la administración porteña. Concluyeron que un paro de 72 horas convertiría la Ciudad en un pandemonium y sería imposible que Macri no pagara un alto costo por la situación. Por eso resolvieron mandar a Piccardo, pero con la orden de no firmar nada. En el gobierno de Macri todavía se lamentan por la firma del acta-acuerdo por la que acordaron el traspaso con el gobierno nacional en febrero pasado. Luego de eso, además, aumentaron la tarifa del subte un 127 por ciento para compensar los subsidios que dejarían de aportar las arcas nacionales. “La responsabilidad de solucionar este conflicto la tienen los trabajadores y Metrovías”, dijo Piccardo al llegar a la sede de Trabajo, sobre avenida Alem. “Nos han expresado que si veníamos se resuelve el problema y por eso vinimos, pero no somos parte del conflicto”, sostuvo con cara de poker el presidente de Subterráneos de Buenos Aires.

Efectivamente, su presencia permitió destrabar rápidamente la situación, aunque sea con una solución temporaria. Quedó flotando la duda de por qué no pudo hacerse de la misma manera la semana pasada, lo que hubiera evitado a los porteños el calvario de las 36 horas sin subtes y el consecuente calvario del tránsito en la Ciudad. Además, en la reunión quedó establecido que el acuerdo durará hasta el 1º de agosto cuando volverán a reunirse para cerrar las paritarias por el resto del año. El gobierno de la Ciudad insiste que no se hará cargo del subte por lo que el interrogante no se cerró, sino que sólo se alargó.