Lunes, 18 de noviembre de 2013 | Hoy
Por Gustavo Veiga
El elogio de Jaime Duran Barba a Hitler, su doble traspié en la aclaración posterior que formuló (primero dijo que lo sacaron de contexto, después que “espectacular” tiene un significado distinto en su país) y la sentencia de asunto terminado que le imprimió al escándalo Mauricio Macri, rebotaron en Ecuador. El adjetivo espectacular con que definió al líder nazi y su malograda justificación lo sumergieron en un pantano del que todavía no pudo salir. La periodista y licenciada en Comunicación ecuatoriana Filomena Casierra trabaja en el diario La Voz de los Andes, de la ciudad neuquina de San Martín de los Andes. Lleva varios años viviendo en nuestro país y comenta que, en su patria, la palabra espectacular tiene la misma acepción que se le atribuye aquí. “En cualquier ciudad de Ecuador, el adjetivo espectacular se usa para elogiar una acción. Es corriente emplearlo en las notas deportivas. Por ejemplo, El Universo, uno de los periódicos de mayor circulación a nivel nacional, lo publica con frecuencia. Cuando el delantero Claudio Bieler jugó en Liga Deportiva Universitaria de Quito, el portal web de la radio deportiva La Red resaltaba que ‘el goleador argentino-ecuatoriano ha marcado nueve goles en otros tantos partidos. Un promedio simplemente espectacular en cualquier parte del mundo’”, describió. Por si queda alguna duda, el presidente Rafael Correa durante la última campaña electoral, y en más de una oportunidad, aludió a que “las encuestas nos dan una ventaja espectacular”. Duran Barba había pretendido aclarar después de su oda al Führer: “Hablo el castellano propio de mi país, Ecuador, en donde la palabra ‘espectacular’ no tiene una connotación positiva, sino que se usa en el sentido que establece el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española”. Telón rápido.
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