Lunes, 17 de noviembre de 2014 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Diego Bossio *
Sostenido por la fe que sólo admite milagros, el avión de Alitalia que traía de regreso, tras 17 años de exilio, al general Perón, decoló en Ezeiza bajo una lluvia torrencial. Detrás de un férreo dispositivo represivo, cientos de miles de argentinos expresaban su alegría infinita y su convicción de que no hay poder que pueda detener la razón y la voluntad popular. Habían llegado desde todos los rincones de la República. Mujeres y hombres, niños y ancianos y trabajadores. Nadie quería perderse ese instante tantas veces soñado y se movilizaban en cualquier medio de transporte: colectivos, camiones, autos, bicicletas o directamente a pie. Cruzaron arroyos o desbordaron los campos y bosques aledaños al aeropuerto. Era una epopeya como el 17 de Octubre. A pesar de los tanques, los gases y los disparos, nuevamente el pueblo se unía en una sola fe: Perón. La síntesis, el programa de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. La proscripción, la cárcel, la difamación no habían podido borrar los 10 años de la gigantesca obra y la tierna sensibilidad que habían colmado al pueblo de felicidad. Si “el tiempo sólo es tardanza de los que está por venir”, como dice Martín Fierro, a 42 años de aquella gesta podemos afirmar con orgullo que tenemos intacta la fe. Desde 2003, Néstor y Cristina, dos militantes en aquella jornada histórica, retomaron las banderas y reiniciaron la inmensa tarea dignificadora. Le pusieron fin a décadas de políticas antipopulares, reivindicaron su pertenencia a una generación diezmada y prometieron que ninguna de sus convicciones quedaría en la mesa de entrada de la casa de gobierno. En el verdadero sentido de la historia, un nuevo sueño se puso en marcha y es el presente que ya el pueblo viene disfrutando y que vamos a seguir construyendo, porque siempre hay utopías que serán la realidad de mañana. La Argentina está en marcha, con todas sus fuerzas productivas desplegadas, creando nuevos derechos, incluyendo a millones de compatriotas que habían sido abandonados por las políticas del reino del lucro salvaje. Si vivimos un presente de dignidad y nos atrevemos a soñar un futuro mejor, es porque dos presidentes militantes, de convicciones inalterables, llegaron al gobierno para hacer realidad un único interés: el del pueblo.
* Director Ejecutivo de Anses.
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