EL PAíS
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Alí Babá y los cuarenta subversivos
Entre los millones de papeles que forman el archivo de la Dipba hay legajos grotescos. En esta dimensión se puede incluir el análisis que un agente marplatense hizo en 1987 de un dibujo animado que debía ser considerado peligroso por la “acción psicológica subliminal” que provocaba. “Recientemente se tomó conocimiento que en un Video Club de la ciudad de Mar del Plata circulaban grabaciones en las cuales se observaban acciones psicológicas subliminales. Personal destacado a fin de obtener los mencionados videos logró verificar la existencia de un dibujo animado titulado ‘Alí Babá y los cuarenta ladrones’ en el que se observa la transformación de un soldado medieval que combate a los ladrones con un uniforme cuya vestimenta –de actualidad– coincide con la de algunos grupos antimotines”, explicaba el agente.
“Cabe señalar –continuaba– que durante el desarrollo de la película –dirigida a menores de edad– se muestra a ‘los ladrones’ como elementos de escasos recursos que mantienen ‘una lucha contra el opresor’ en procura de las reivindicaciones de sus derechos robándole a los ricos para darle a los pobres, oportunidad en que los ‘buenos’ son perseguidos por los mencionados ‘soldados medievales’ que luego se transforman en los uniformados de actualidad, concretándose así la acción psicológica destinada a la adversión mental hacia la disciplina y el orden que representa el uniforme” (sic).
El agente se preocupó también por otros mensajes que había en el dibujito animado. Entre ellos: la destrucción de la cruz, existencia de ladrones buenos, destrucción del mundo actual y advenimiento de un nuevo orden social. Le llamó la atención también que el principal volante del triunfo era “LA ALFOMBRA MAGICA ROJA”. Entre sus comentarios –que incluyen una explicación de lo que es la propaganda subliminal y lo que ella es capaz de provocar en las personas– el agente señaló que el dibujito “no reviste ejecución de algún hecho ilegal”, pero aclaró que “es dable apreciar que una proliferación de este tipo de videos no contribuye ni facilita el ejercicio racional de la autoridad (...) sin ánimo de violentar las libertades de conciencia, es dable interpretar que las acciones subliminales como las descriptas anteriormente y especialmente dirigidas al público infantil, no contribuyen a edificar un tipo de sociedad en la cual impere la Justicia”.
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