EL PAíS
Los pasos del escuadrón
La historia pública del escuadrón de la muerte comenzó el 24 de abril de 2001 cuando aparecieron los cuerpos masacrados de Gastón “Monito” Galván, de 14 años, y Miguel “Piti” Burgos, de 16, dos chicos de Bancalari con decenas de entradas por robo y adictos al pegamento. En el velorio del Monito este cronista comenzó a conocer la trama del escuadrón. Las investigaciones desembocaron en el descubrimiento de presuntos fusilamientos anteriores al de abril, todos en la zona de la comisaría 3ª y del Comando de Patrullas de Tigre, y de las empresas de seguridad regenteadas, según un informe de la Procuración General de Corte por el conocido Hugo Alberto Cáceres, sargento imputado en dos de los asesinatos de una lista incompleta de siete.
Fueron esos casos los que llevaron a la Suprema Corte Bonaerense a redactar la acordada del mes de octubre en la que por primera vez se denunciaron 60 menores muertos en presuntos enfrentamientos de menores de edad. Y a Amnistía Internacional a pedir a los gobiernos nacional y provincial que se cese con los ajusticiamientos.
La saga de asesinatos de menores comenzó con el de Guillermo “Nuni” Ríos, un chico acribillado por Cáceres y el policía del Comando Patrullas Tigre Marcelo Anselmo Puyo el 11 de mayo de 2000. Luego vino el acribillamiento de Fabián Blanco, que cuatro días antes de morir, el 1 de noviembre de 2000, había sido perseguido a los tiros en su casa por dos agentes de la comisaría 3ª, Marcos Bressán y Carlos Horacio Icardo. Pero el que terminó rematándolo fue Cáceres, que patrullaba junto a Horacio Gallardo, del Comando Patrullas Tigre. Después fue el turno de David Vera Pintos, de la villa Santa Rita, “rematado a tiros cuando estaba desarmado adentro de un auto”, según declararon dos testigos en la causa. Hasta el 30 de enero, cuando mataron a Leandro García, el último crimen era el de Juan “El Duende” Salto el 15 de agosto de 2001.
La continuidad en la eliminación sistemática es ya indisimulable si se miran los expedientes de Salto y de García. En sus muertes participaron los mismos policías del Comando Patrullas Tigre: el sargento Juan Esquivel y el cabo Enrique Chacón, que fue quien según los testigos lo fusiló. Hasta ahora el único detenido es Marcos Bressán, procesado por el crimen de Galván y Burgos. En ese caso está prófugo el ex jefe del grupo de calle de la 3ª, Martín Ferreyra. Y estuvieron presos pero fueron excarcelados Icardo, el cabo Ramón Acosta, el sargento Eduardo Escobedo y el oficial Juan Domingo Barrientos. La Procuración General da cuenta en un informe que adelantó Página/12 de la relación entre estos policías y el negocio de la seguridad privada sobre el que se construye la limpieza social de la zona norte.