EL PAíS › LA BANDA CAYO POR LA CONFESION DE UN POLICIA
Un arrepentido de uniforme
Por H. C. y R. K.
Aunque la investigación sobre el caso Belluscio ayer fue ocupada masivamente por las indagatorias a los siete detenidos, se van fortaleciendo las hipótesis de la participación policial. En primer lugar, se confirmó lo anticipado por Página/12: los primeros datos sobre la estructura de la banda y los roles de cada uno fueron provistos por el sargento primero de la Federal, Juan Carlos Gómez, detenido por su participación en otro secuestro, el de Mirta Fernández, liberada tras el pago de 400 mil pesos y a quien también le amputaron un dedo. De las declaraciones de Gómez surgió que algunos secuestradores de Fernández habían participado en el caso Belluscio. A dos de ellos los mencionó como “Lala” y “Manolo”, directamente señalados como participantes en la amputación del dedo de Fernández. Los investigadores apuntan a un dato: Lala es una mujer y sería novia de un policía. Hasta ahora se creía que se trataba de Gómez. Pero una línea de la investigación avanza sobre otro dato: que su relación es con otro uniformado, lo que ampliaría el abanico de la participación policial.
Según el jefe de la División Delitos Complejos de la Federal, Carlos Sablich, existen “muchas evidencias, muchas pruebas de que la misma banda actuó en los dos secuestros (en el de Belluscio y el de Mirta Fernández). Las responsabilidades se van a determinar en el juicio, pero las pruebas reunidas que los incriminan son muchas”. Sablich reveló, además, que el pago del rescate fue en dólares porque los secuestradores habían acordado la entrega de medio millón de pesos, pero pidieron que fueran en dólares porque ocupan la tercera parte y hacen menos bulto. Después, Sablich agregó: “Esta vez la familia y nosotros perdimos. Cuando los delincuentes pierdan, perderán en forma definitiva, porque en general las penas no bajan de los 15 años de prisión”.
Ayer, la fiscal federal de San Isidro, Rita Molina, dijo que “todavía falta muchísimo para esclarecer el secuestro”, declaración que no contrasta con su mensaje anterior (“la banda está semidesbaratada”), pero establece un tono diferente, no tan exultante y quizá más realista. Ayer, la misma fiscal citó a indagatoria a los cinco hombres y dos mujeres detenidos durante el primer día de la liberación de Pablo. Cuando fueron trasladados desde la DDI, algunos, esposados y con sus rostros cubiertos, llegaron a gritar su inocencia ante los periodistas. Ante la fiscal, la situación no se repitió. Prefirieron mantener silencio y no declarar.
El abogado Emilio Moreira, quien dijo representar a uno de los detenidos, de apellido Villagra, y a su pareja de apellido Grosso, sostuvo que Villagra no tiene vinculación con el hecho ni conoce al resto de los detenidos, mientras que Grosso fue apresada en la DDI cuando fue a averiguar por su pareja. Moreira agregó que cuando habían allanado la vivienda, Grosso se encontraba allí pero no fue detenida.
Los operativos en busca del resto de la banda y del dinero continuaron ayer. Se realizaron allanamientos en la Zona Norte, especialmente en la localidad de Béccar, en las villas La Cava y Los Sauces, sin aparente éxito. En uno de esos allanamientos, en la villa San Cayetano, los bonaerenses se toparon con una sorpresa. Al entrar a una de las casillas no encontraron a los prófugos pero sí a Juan Manuel Molina, detenido por el homicidio de un policía y que había fugado de la comisaría.
En realidad, en la casilla donde encontraron a Molina buscaban capturar a uno de los prófugos del caso. Según revelaron fuentes de la investigación a este diario, en esa casilla buscaban a uno de los tres pesados que falta capturar. Como anticipó Página/12, dos de ellos son apodados Lala y Manolo. Ambos fueron señalados por el ex sargento primero de la Federal, Juan Carlos Gómez (detenido por el secuestro de Mirta Fernández), como participantes directos en la amputación de las dos falanges del dedo índice derecho de Pablo Belluscio. Lala y Manolo intervinieron en golpes de la superbanda del “Gordo” Luis Valor. Una fuente de la investigación reveló otro dato: “Lala es una mujer”. De confirmarse, será coincidente con el dato de que la amputación corrió por cuenta de una mujer, novia de uno de los integrantes de la banda, y que había estudiado medicina.