El Congreso es un problema para Mauricio Macri porque gobernará en minoría en ambas cámaras, aunque el punto más débil es la de Senadores, donde sólo contará con tres bancas propias sobre un total de 72. El líder del PRO quiere allí a Schiavoni, un hombre del peronismo de Misiones, donde ocupó distintos puestos en los gabinetes de los peronistas Ramón Puerta y Carlos Rovira. La misión de Schiavoni sería negociar con peronistas y radicales los votos para las leyes que Macri necesita, mientras Gabriela Michetti en su condición de presidenta del Senado se ocupa del manejo institucional de la Cámara. A diferencia de Schiavoni, el actual ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó, consiguió su boleto de ingreso al Congreso como candidato en la lista bonaerense de Cambiemos a Diputados. La decisión de Macri es que a partir del 10 de diciembre ocupe la presidencia de esa Cámara para articular desde allí acuerdos con sus aliados del radicalismo y la Coalición Cívica y también con los peronistas. Iniciado en la política en la Ucedé, Monzó pasó al peronismo y fue ministro de Asuntos Agrarios bonaerense con Daniel Scioli. Dejó ese cargo para irse con Francisco de Narváez y después terminó con Macri, quien le encargó su armado político en el interior. Siguiendo esa orden, avanzó primero en busca de un acuerdo con el peronismo opositor y más tarde en la alianza del PRO con los radicales.