EL PAíS › EL 9 DE MARZO, FECHA CRUCIAL PARA LAS DOS PARTES
“Sería un problema que no paguemos”
Por Fernando Cibeira
“Está muy tranquilo, muy firme en su postura”, sostenía ayer un amigo del presidente Néstor Kirchner que pasó buena parte del fin de semana en Río Gallegos. Kirchner y su esposa, la senadora Cristina Fernández, llegaron a la capital de Santa Cruz el viernes y permanecerán allí hasta hoy, día del cumpleaños de su hijo Máximo y –también– de la llegada de la misión del FMI que debe aprobar la segunda revisión de metas del acuerdo. Justamente, la referencia inicial a la tranquilidad presidencial era en respuesta a una pregunta sobre el arribo de los técnicos del Fondo. Y esa calma se basa en la convicción del Gobierno de los últimas días: Horst Köhler y los suyos separan sus negociaciones por una deuda que se paga puntualmente de la intrincada puja de los acreedores privados por la deuda en default.
Esa convicción sobre las diferencias entre una deuda y otra surgió luego de la reunión que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, mantuvo el lunes pasado con la cúpula del FMI en Miami. El G7 había recomendado a la Argentina ponerse a negociar de inmediato con los acreedores privados, lo que prenunciaba una reprimenda. Pero, luego, el Fondo realizó el poco usual gesto de movilizar a su plana mayor hasta el sur de Estados Unidos para conversar con Lavagna durante cinco horas y anunciar que enviaría cuanto antes la misión técnica a Buenos Aires.
Si bien en tan extensa reunión hubo advertencias sobre las negociaciones por la deuda con los privados, en la Rosada notaron la premura del Fondo por asegurarse el cobro de los 3100 millones de dólares que Argentina debe abonar el 9 de marzo. “Es que es mucha plata. Para nosotros no pagar sería un gran problema, pero no hay dudas que para ellos también”, razonaba un importante integrante del gabinete.
Por otro lado, el Gobierno se preocupó de darle una amistosa bienvenida a los técnicos del organismo con el anuncio de la creación del sindicato de bancos que asesorarán en el canje de la deuda y del aumento –aunque limitado– de las tarifas de luz y de gas. Si bien referidas a temas diferentes, las dos medidas figuraban entre las exigencias del Fondo.
“Kirchner está tranquilo, esperando el 9 de marzo. Se va a pagar, pero en las condiciones que se dijeron”, sostuvo ayer un integrante del entorno presidencial. La condición a la que se refiere es que la misión no postergue más allá de lo razonable la aprobación de la segunda revisión de metas del acuerdo, como ya sucedió con la primera revisión. El Gobierno considera sobrecumplidas las pautas numéricas fijadas en el acuerdo por lo que una nueva dilación sería tomada como una presión lisa y llana. Por eso, si no está el OK del Fondo, no habrá pago.
La visión del Gobierno, y el origen de la tranquilidad del Presidente, es que esta vez el paso de los enviados del Fondo marchará sobre rieles y que la cuestión de la deuda con los acreedores privados no será debatida en medio de la revisión.
Atracción fatal
En su fin de semana en Río Gallegos, Kirchner se hizo también para tomar café con el gobernador Sergio Acevedo, con el jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga, y con su médico personal, Ricardo Buonomo. La diferencia con otras épocas es que ahora el matrimonio presidencial se convirtió en atracción turística para los viajeros que pisan la capital provincial de paso para El Calafate. Lo sintió el Presidente que debió pararse a firmar autógrafos y también a su mujer Cristina que ayer cerró su sesión aeróbica a orillas del río cuando la reconoció un grupo de turistas.
Con su marido, el Presidente, Cristina comentó los puntos salientes de su viaje a Nueva York y la inauguración de la metodología de “diplomacia informal” que llevará adelante la Primera Dama en sus salidas al exterior. Cristina contó de la veintena de mujeres empresarias congregadas en el Consejo de las Américas que se quedaron más tiempo que el convenido para escucharla y también mencionó los muchos aplausos que cosechó su discurso en el Human Right Watch, ubicado en el piso 34 del Empire State. La senadora no percibió nada que empañara su paso por la Gran Manzana, ni siquiera los inhibiciones que empezaron a llover sobre los bienes argentinos en Estados Unidos. “Kirchner es abogado y sabe que esas cosas son chicanas jurídicas, presentaciones que los abogados hacen aunque saben que no van a conseguir nada”, aseguraba uno de los acompañantes del matrimonio presidencial.
En esas mesas de café con amigos hicieron una minucioso recorrido de los diarios del fin de semana. El balance fue un derroche de optimismo. Por ejemplo, de la noticia que ahora son más los argentinos que vuelven al país que los que se van. O, también, que bajó el robo de autos. “Los índices de la macroeconomía siguen andando bien”, aportó el Presidente.
También se detuvieron en la nota de tapa de Página/12 que daba detalles de una encuesta de la consultora OPSM que revelaba que la gran mayoría de los consultados apoyaba la postura del Gobierno en referencia a la renegociación de la deuda externa. Por añadidura se conversó sobre la organización de los actos del próximo 11 de marzo –será el lanzamiento nacional del Frente para la Victoria– y del más ambicioso frente a la Casa Rosada, el 25 de mayo. Será la forma en que el kirchnerismo quiere hacer visible el apoyo popular a la “causa nacional” de la deuda.