EL PAíS › EX DETENIDOS RECORRIERON EL BUQUE “MURATURE”

El horror sobre el Paraná

Todos reconocieron rápidamente el lugar. Algunos señalaron el guinche desde el cual los colgaban de los pies y los sumergían en el río para torturarlos. Otros recordaron los hierros sobre los que los acostaban, les arrojaban baldes de agua y los picaneaban. Como ocurrió días atrás en la ESMA, seis sobrevivientes recorrieron ayer por primera vez el lugar donde estuvieron desaparecidos. Se trata del buque de guerra “Murature”, un barco que funcionó como centro clandestino de detención y que, anclado en medio del río Paraná, formó parte de un gran circuito de terror en la zona de Campana, Zárate y Escobar, conocido como “área 400”, al mando de fuerzas combinadas del Ejército, la Armada y la Policía Bonaerense.
El buque fue allanado en el puerto de Campana por orden del juez federal Federico Faggionato Márquez, quien comenzó la investigación a partir de una presentación que la subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier, realizó en base a denuncias recibidas meses atrás y a testimonios recogidos en el Juicio por la Verdad de La Plata. Una vez precisada la existencia del circuito de detención, el juez investigará a los responsables, quienes nunca fueron procesados y ya no pueden ser amparados por ninguna ley de impunidad. Uno de ellos será, probablemente, el capitán de Corbeta Oscar Carlos Albino, quien entre enero de 1976 y principios de 1977, estuvo a cargo del buque. El marino, que luego se convirtió en vicealmirante, fue sancionado el año pasado por el jefe de la Armada, Jorge Godoy, tras firmar una solicitada en la que se oponían a la posible extradición de militares por delitos de lesa humanidad. Página/12 conversó con Sara Derotier, querellante en la causa, quien estuvo presente en el recorrido de ayer.
–¿Qué sintió al subir al barco?
–Una gran impotencia. Fue encontrarme con marinos jóvenes que, a pesar de que no estuvieron durante la dictadura, evidentemente recibieron la cultura de aquellos represores. Uno de esos jóvenes, cuando un sobreviviente estaba reconociendo uno de los sectores y pasó cerca suyo, hizo el gesto de una arcada como si le dieran ganas de vomitar.
–¿Los sobrevivientes reconocieron el lugar?
–Sí, perfectamente. Reconocieron cada sitio sin dificultades. Fue muy fuerte. Una de las sobrevivientes pidió que la vendaran para reconocer al tacto los lugares, como lo había hecho mientras estuvo desaparecida. “Así voy a sentir lo que sentí”, dijo y marcó cada sitio sin vacilaciones.
–¿Cómo comenzó la investigación?
–Empezamos a investigar en octubre pasado por unas denuncias que recibimos sobre entierros. De repente nos dimos cuenta de que estábamos descubriendo todo un circuito de represión terrorífico que abarcaba el Tiro Federal, la Fábrica Militar de tolueno y la comisaría de Campana; la Prefectura, el Arsenal y la comisaría de Zárate; el buque “Murature” y la comisaría de Escobar. Hasta ahora y a pesar de las denuncias, nunca se había reconocido a estos lugares como centros clandestinos de detención.
–¿Fue difícil conseguir que trajeran el buque?
–Sí, peleamos mucho para que lo traigan. Al principio hubo resistencia de parte de la Marina. Deberían haberlo traído el 23 de marzo, pero como se les sumaba el tema de la ESMA, finalmente se llegó a un acuerdo con el juez para que lo trajeran el 29. Es una aberración que un buque que fue un centro de tortura siga surcando y patrullando los ríos.
Informe: Martina Noailles.

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