EL PAíS › TABARE VAZQUEZ CON NESTOR KIRCHNER EN LA CASA ROSADA
“Espero volver, ya como presidente”
“Espero que cuando vuelva lo haga como presidente”, le manifestó ayer Tabaré Vázquez a Néstor Kirchner. Fue prácticamente cuando expiraba el encuentro que el candidato a presidente uruguayo y el mandatario argentino mantuvieron en la Casa Rosada. No hubo otra alusión al tema, pero el solo hecho de haberse tomado una foto, a tan sólo dos semanas de las elecciones presidenciales uruguayas, se interpretó como un gesto de respaldo político del Gobierno al candidato del Encuentro Progresista-Frente Amplio.
Kirchner recibió a Vázquez a las 11.30 y conversaron durante 20 minutos sin la presencia de testigos, salvo cuando el secretario general de la Presidencia, Alberto Parrilli, se acercó para saludar. Al final de la reunión, el candidato uruguayo se retiró sin hacer declaraciones a la prensa y el mismo silencio se adoptó en la Casa Rosada, desde donde no se emitió ninguna comunicación oficial.
No obstante, de manera informal, fuentes de gobierno aseguraron que la reunión fue “muy cordial” y que en su transcurso el candidato del Encuentro Progresista-Frente Amplio señaló que, de llegar a la presidencia, “va a apostar firmemente a la integración de Uruguay con la Argentina y con el Mercosur”.
En la Casa Rosada admiten off the record que Vázquez es su candidato favorito, aunque nadie lo puede expresar públicamente. Kirchner ve en él una pieza clave para la consolidación de una estrategia común en la región, junto al brasileño Inácio Lula da Silva, el chileno Ricardo Lagos y el venezolano Hugo Chávez.
Lo que Kirchner no habla lo dice con los gestos. El año pasado, su mano derecha, el jefe de Gabinete Alberto Fernández, participó junto al visitante uruguayo de la presentación del libro Conversaciones con Tabaré Vázquez, escrito por un periodista del semanario uruguayo Brecha. Ese día, Fernández se refirió al candidato de centroizquierda como una “mítica figura que puede dar vuelta la historia de un país, que parecía insondable a las fuerzas progresistas”.
El gobierno argentino no podía tener esa expectativa con el actual presidente Jorge Batlle –del Partido Colorado–, con quien mantiene una mala relación diplomática. Aún está latente en la Casa Rosada la tensión que se generó cuando Kirchner pidió por el esclarecimiento de la desaparición de la nuera del poeta Juan Gelman, y Batlle respondió que era grave preocuparse por un caso y olvidarse de los “80 uruguayos que desaparecieron en la Argentina”.
El interés argentino en las elecciones uruguayas del próximo 31 de octubre motivó varias decisiones de Estado para facilitar el desarrollo de las mismas. Una de ellas fue el asueto de dos días (el viernes 29 y el lunes 1º de noviembre) para que los uruguayos que trabajan en la administración nacional puedan viajar a su país de origen.
Uruguay no tiene voto consular, por lo que los ciudadanos que viven fuera del país deben viajar especialmente para sufragar. Se calcula que unos 50 mil uruguayos residentes en Argentina están en condiciones de votar.
En las últimas elecciones, Vázquez fue derrotado en el ballottage tras una alianza entre blancos y colorados. Pero en los comicios del domingo 31 podría quedarse con la victoria en la primera ronda. De acuerdo a algunos sondeos, la intención de voto del líder del Encuentro Progresista-Frente Amplio oscila entre el 48 y el 54 por ciento.
El principal rival de Vázquez es Jorge Larrañaga, del Partido Nacional (Blanco), quien ya estuvo en Buenos Aires y –como ayer ocurrió con el líder del centroizquierda uruguayo– asistió al programa Almorzando con Mirtha Legrand. Eso sí, Vázquez realizó una actividad que Larrañaga no hizo: cerró anoche su campaña en Buenos Aires con un acto proselitista de gran convocatoria, que se desarrolló en la esquina de Corrientes y Uruguay, en pleno centro porteño.
Horas antes, su compañero de fórmula, Rodolfo Nin Novoa, junto a candidatos a ministros del Encuentro Progresista-Frente Amplio, visitaron a las Madres de Plaza de Mayo.