EL PAíS
León Ferrari, aborto, educación sexual
FEDERICO SHUSTER *.
Debate necesario
Estos temas se empiezan a tratar ahora que aflojaron o fueron resueltas algunas cuestiones de coyuntura, como las urgencias económicas. Aunque en la sociedad la discusión no ha avanzado demasiado, donde sí lo hizo fue en el ámbito de la política, a partir de que lo plantearan algunos legisladores de izquierda o centroizquierda que encuentran más fuerzas dispuestas a tratarlo. Los debates sobre salud reproductiva recién empiezan y van a necesitar tiempo para su consolidación. En este sentido, la discusión sobre el aborto es muy gruesa, en su trasfondo toca cuestiones de índole casi filosófica, como cuándo comienza la vida. Implica posturas que no se dirimen fácilmente. Pero es importante que se hable de ello. Lo que no debemos es abortar esta discusión, que es de gran importancia desde que hay vidas humanas afectadas, como las de las mujeres que se hacen abortos en condiciones gravísimas. Otro contexto ofrece el debate sobre educación sexual. Me llamó la atención que ambos proyectos de ley que se encuentran en discusión, más allá de las diferencias en los conjuntos que los defienden, parten de la base de que es necesario brindar educación sexual en las aulas, quizá más tarde o más temprano. Quedó claro que la educación sexual es imprescindible, con las adecuaciones acordes a cada etapa evolutiva. La falta de conocimientos lleva al embarazo adolescente, porque las relaciones de los chicos quedan en manos de los fantasmas de la calle y los medios. Por eso es que la moral ultraconservadora lleva a que haya vidas humanas que se arruinen. Hay cosas en las cuales una sociedad madura tiene que discutir con las herramientas adecuadas para hacerlo.
* Decano Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
NICOLAS CASULLO *.
Esquizoides
Sin duda los debates sobre dilemas sexuales de toda índole indican que el país afronta materias pendientes, cuestiones que hacen al presente de las mentalidades, de los imaginarios y los mundos simbólicos de un capitalismo cultural desplegado a full adentro y afuera. No deja sin embargo de ser un debate argentino esquizofrénico, aparente, equívoco, hipócrita o extremadamente reaccionario con respecto a las instituciones (pongamos, con escuelas y medicinas de salud reproductiva, por ejemplo). Finalmente la verdadera cotidianidad ideológica y cultural que tenemos con el sexo “oral” (docente, legislado, reglado o programado) según las encuestas recientes que señalan la alta hora audiencia frente a la TV, no viene por la maestra o el ginecólogo ácrata, sino por las formas de lo massmediático nacional. Y en este plano de rutinas, obsesiones y fantasmas, las lecciones son en horario central un inmenso fresco “culo-concha-teta-pija” que nos acaricia como nuestra rara idiosincrasia cotidiana. Ya sea desde un teleteatro, un programa de investigación, una transmisión futbolística, un “diálogo franco” como dios manda. Dicho esto sin ninguna moralina ni moral católica, virgen santa. Simplemente esa estética terminamos siendo después de Moreno, San Martín, 1853 y los debatidos movimientos nacionales. Una estética ni mala ni buena: es lo que quedó, como telón de fondo para discutir “si una hora por semana una maestra puede dar lecciones de”, o si “una sobrinita de 17 años puede abortar”. Una estética, digo: ese estilo pobretón de época nacional, diría Nietzsche si hubiese nacido en Ituzaingó años atrás.
* Sociólogo.