EL PAíS › LOS FAMILIARES QUE NO
ENTRARON SE REUNIERON FRENTE AL EDIFICIO
Siguiendo la sesión desde los bares
“Es para justificarse”, “Es demasiado tarde” e incluso “Es una payasada”: estas opiniones sobre la interpelación al jefe de Gobierno manifestaban ayer los familiares de las víctimas de Cromañón, que formaban grupos en las calles o se reunían ante los televisores de los bares próximos a la Legislatura. El reclamo en el que coinciden es “Justicia”, entendida como “que todos los responsables vayan a la cárcel”. En cuanto a las inspecciones y clausuras posteriores al incendio que mató a sus seres queridos, “si los boliches no están en condiciones, ¿por qué no se habían dado cuenta antes?”. Sobre las causas de lo sucedido, “corrupción: coimas, entre los inspectores y los bomberos”. Próximo a cumplirse un mes de la catástrofe, “todavía no puedo creer que mi hijo se murió, todavía pienso que está de vacaciones”. Y siguen sin poder quitarse los ojos que vuelven desde el recuerdo y desde la televisión.
“No sé si esto (la sesión en la Legislatura) va a servir para algo”, decía, en la esquina de Chacabuco e Hipólito Yrigoyen, Mónica de Rojas, madre de Marianela Rojas, fallecida en Cromañón: “No es más que para justificarse...”. Y preguntaba: “¿Cómo es que ahora aparecieron miles de negocios que estaban mal y los clausuran? ¿Tuvieron que morir 191 para eso?”.
Carlos Parlasino, tío de Marianela, insistía en que la causa central estuvo en “las coimas: los inspectores, los bomberos, todos sabían que el local estaba mal, pero agarraron coimas, ganaron fortunas a costillas de los pibes”.
“Esperemos que en dos o tres meses más la gente no se olvide”, decía Teresa Zacarías, tía de Walter Zacarías, muerto en Cromañón. “Vamos a estar los padres para recordarlo –contestaba la madre de Marianela–. Nos dejaron heridos para siempre.”
Roberto Antón –cuya hija Paula, de 28 años, y su nieta Iara Agustina, de 8, murieron en Cromañón– forma parte del grupo “Que no se repita” de familiares de víctimas: “Lo que planteamos es que los responsables vayan presos. No nos interesa la política, que vayan presos. La jueza Crotto hizo algo excelente, que fue inhibir los bienes de Ibarra: que lo hagan para todos los que estaban en inspecciones, en habilitaciones”. En cuanto a la interpelación en la Legislatura, “es un circo, esto ya está armado. Y lo hacen un viernes a la tarde para aprovechar que el fin de semana no hay noticieros en los canales de aire”.
En un bar de la calle Alsina, Carolina Benítez –hermana de Mariano Benítez, fallecido en Cromañón– miraba la sesión en el televisor: ella forma parte de “Familiares por la vida”, que procura “pedir y controlar que se haga justicia, con penas acordes a la magnitud del caso. Estas payasadas nos dan bronca –se refirió a la interpelación–. Quieren dejarnos contentos con algo que no sirve para nada”.
Carolina recordó que la madrugada de la tragedia “del hospital Durand nos mandaron a la morgue, de la morgue nos mandaron de nuevo al Durand; no nos informaban y, para encontrar a mi hermano, tuvimos que ver todos los cadáveres; fue un manoseo. Solamente un médico del Durand se sentó al lado mío y me explicó lo que había pasado. A él, le agradezco. Y no sé su nombre”.
“Queremos justicia”, insistió por su parte el padre de Ezequiel Agüero, muerto en Cromañón. “Somos unos 40 o 50 padres, de Rafael Castillo, de Casanova –contó–: nos reunimos dos veces por semana. Vienen también muchachos, amigos de nuestros pibes, que estuvieron y se salvaron. Ellos estaban abajo y salieron porque alcanzaron a ver una lucecita que era la salida. Mi hijo estaba en la escalera y no pudo salir. Después, cuando me lo dieron, yo lo tuve dos horas nomás para velarlo, por el calor. Y hasta ahora no lo creo. Pienso que está de vacaciones. El tenía 25 años. Trabajaba. Estaba bien, no estaba enfermo. Vivía con nosotros, siempre vivió con nosotros, estábamos todos juntos. Hasta hoy con mi mujer no podemos dormir. Nos pasamos llorando toda la noche. Cuando por la tele muestran, cambiamos de canal...”.”... No tendrían que seguir pasando esas imágenes –acordó la tía de Walter Zacarías–. Cada vez, lo volvemos a ver.”