EL PAíS
El sacrificio de Shell
Por R. D.
La advertencia lanzada por Juan José Aranguren, presidente de Shell, le dio dramatismo a su relato. “Entre marzo y junio van a faltar 500 mil metros cúbicos de gasoil” por la demanda extra para la cosecha gruesa. Para darle dimensión a la cifra, agregó que “por mes se venden 900 mil” en el mercado. ¿La solución? Traer gasoil importado, operación que está trabada porque se retrasó la votación de una ley que desgrave del ITC y la tasa al gasoil al producto importado (ayer se aseguró que se tratará el miércoles en el Congreso. Ver aparte). ¿El aporte de Shell? Aumentar el gasoil ahora. “Pensamos que era mejor ir preparando al mercado hacia la necesidad de un gasoil importado, que va a entrar más caro que el producto local”, explicó Aranguren.
Con la suba del miércoles último, Shell le puso un precio de 1,48 peso por litro a su gasoil, seis centavos más que el precio anterior. Pero el titular de la compañía asegura que, a los valores actuales en el mercado internacional, el gasoil importado puesto en puerto de Buenos Aires costará 1,70 peso el litro. Los que lo importen serán las propias comercializadoras (Repsol, Petrobras, Esso y Shell) y, según Aranguren, nadie lo venderá a pérdida. “El subsidio cruzado (entre productos) es pan para hoy y hambre para mañana”, graficó.
Aranguren asegura que, aun después del aumento, su compañía trabaja a pérdida en el mercado local. Dice que el valor del crudo para su refinería es de 32,64 dólares promedio (entre distintos tipos de petróleo que compra) en marzo, 9,6 por ciento más caro que en enero. Pese a que la incidencia de la materia prima en el precio de los productos es del 75 por ciento, afirma que sólo han trasladado la mitad de la incidencia del mayor costo a los precios finales. Un “sacrificio” que, por lo visto, no le será reconocido.