EL PAíS
Angeles cuestionados
Por M. P.
Vestidas con estridentes remeras verde limón, las muchachas intentaban marcar los tiempos con sus movimientos exaltados. Como las porristas que hizo famosas el fútbol americano (pero sin porras), las jóvenes bailaban, gritaban y agitaban las manos en la primera fila del público. Con disimulo, seguían las indicaciones que les daba un treintañero de traje beige y aire de yuppie. A determinada señal, las chicas reaccionaban con gritos, saltando o agitando el puño cerrado. Detrás suyo, una banda con cuatro trompetas, un trombón y una tuba aportaba la música: pasaban de Color esperanza, de Diego Torres, al histórico “Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”. Se trataba de “Los Angeles de Cristina”, una idea que le atribuyen al ministro de Planificación, Julio De Vido.
Aunque la primera dama parece conforme con el rol de las chicas, el estilo del grupo no termina de entusiasmar a otros funcionarios. Además, los movimientos de las chicas obligan a preguntarse cuál es el papel que la campaña les reserva a los jóvenes: ¿limitarse a reaccionar ante las órdenes de un entrenador, como en una coreografía? Para peor, algunos las comparan con la escenografía de campaña que patentó Carlos Menem.
En la vocería de Presidencia no las quieren. “Ya les dije que los voy a sacar”, dijo ayer en Pilar un funcionario. Si cumple con la amenaza deberá enfrentarse con Lucas, el treintañero de saco beige que parece dirigir a los jóvenes. Ayer, cuando Página/12 le preguntó quiénes eran “Los Angeles de Cristina”, el muchacho tuvo un fallido: “Somos los Guardianes de la Democracia... No, mejor dicho, Generación Militante”. Los Guardianes de la Democracia son un grupo ligado a De Vido que el año pasado recibió muchas críticas y desapareció del ambiente. A ese espacio se lo asoció a Guardia de Hierro, el sector nacionalista de derecha del peronismo que en los setenta comandaba el Gallego Alvarez.