Martes, 14 de febrero de 2006 | Hoy
EL PAíS › JUAN CARLOS NADALICH, MINISTRO DE DESARROLLO
Por Diego Schurman
Juan Carlos Nadalich supo cultivar el bajo perfil al extremo. En estos pocos meses que lleva al frente del Ministerio de Desarrollo Social ha sabido esquivar los micrófonos y las cámaras con la cintura de Nicolino Locche. Pero ayer la reformulación de los planes oficiales anunciados por el Gobierno lo puso indefectiblemente en el centro de escena. Y, en plena pulseada con su timidez, aceptó un breve reportaje a Página/12.
–¿Qué es lo que se propone con los cambios?
–Básicamente se abren dos puertas. Una de ellas está a cargo del Ministerio de Desarrollo. Y apunta a familias vulnerables. A ellas se les ofrece incrementar el ingreso, pero se les establecen responsabilidades en materia de salud y educación con los integrantes de esa familia.
–¿Qué significa?
–Significa, en principio, que hay un Estado activo, que se preocupa con la movilidad social, que custodia valores y que no se desentiende con la simple asignación o ayuda. Esto, insisto, es un proceso activo.
–¿Por qué se limita a los beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar y no se universaliza?
–Estamos en una primera etapa. Le recuerdo que el traspaso va a ser optativo. Así, gradualmente, vamos a ir incorporando a beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar. Calculamos que serán 500 mil este año y 700 en el 2007. Con los cambios, estamos dando un primer paso para terminar con la deuda social.
–El atractivo parece estar más en el incentivo económico que en otras virtudes.
–Sin dudas es un incentivo, ya que el Plan Jefas y Jefes de Hogar es de 150 pesos y el Plan Familias parte de esa cifra pero llega a los 275, según la cantidad de hijos. De todos modos, nosotros vamos a hacer un seguimiento para que las familias se comprometan con la educación y salud de sus hijos.
–Pero no hay una contraprestación, ¿o sí?
–Bueno, ésa es la contraprestación. Es decir, desde el Ministerio de Desarrollo vamos a impulsar acciones para controlar la salud y la educación de los beneficiarios. Vamos a ofrecer un espacio inclusivo, de atención primaria en salud, información para cuidado de niños, acciones de promoción en cuidados y alimentación. Y en educación vamos a ofrecer apoyo escolar y alfabetización.
–¿Hay posibilidad de espacios inclusivos sin trabajo digno?
–La gente podrá optar entre el Plan Familias y el Seguro de Empleo y Capacitación. Este último, como su nombre lo indica, apunta a la inserción laboral. Pero el Plan Familias también formará y capacitará, por ejemplo, a promotores comunitarios. Pero no sólo pretende que la gente se capacite sino también que eleve su calidad de vida y que las mujeres puedan tener otras tareas y puedan salir a trabajar.
–Suena bien, pero no parece tan sencillo.
–Mire, sabemos que no hemos acabado con la deuda social. Lo dije en mi discurso: toda política social debe colocar el centro en la persona, en un espacio inclusivo que fortalezca derechos y obligaciones ciudadanas. Ahora hay un Estado protagónico, activo, que enfrenta los problemas y se pone en movimiento. Pero también están las obligaciones de la gente, que tiene que acompañar todo este proceso.
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