–¿Por qué propone crear un observatorio de derechos humanos para seguir de cerca al futuro jefe de Gobierno porteño?

-Frente al fenómeno de un partido conservador que llega al poder por la vía electoral, toda la sociedad y mucho más los que estamos ligados a la defensa integral a los derechos humanos tenemos que examinar la dinámica de esta nueva experiencia política, por los antecedentes de la derecha argentina. En toda la dirigencia que rodea a Macri no hay nadie conocido que se haya opuesto a la dictadura. Por el contrario, hay muchos que la apoyaron. El mismo Macri, cuando dice que los derechos humanos son algo del siglo XX, toma un discurso históricamente falso: el siglo pasado fue el de las grandes violaciones a los derechos humanos, empezando por el genocidio armenio y el nazi, siguiendo por los crímenes de lesa humanidad perpetrados en América latina. Además, esa afirmación es anticonstitucional: desde la reforma de 1994, Argentina les dio rango constitucional a los convenios internacionales de derechos humanos. Y no prevé ningún recreo para su defensa. La afirmación de Macri muestra una hilacha, es un discurso extremadamente preocupante que nos fuerza a estar más atentos que nunca, a no bajar la guardia al menos hasta que la nueva derecha partidaria argentina le demuestre a la sociedad que se ha redimido de sus peores pecados históricos. Y una de las formas de averiguarlo es ver cómo trata a la Constitución vigente, que obliga a Macri a cumplir y vigilar el cumplimiento de los derechos humanos. Por eso quiero llevar la propuesta de crear un observatorio a los organismos que sostienen la defensa de la memoria, la verdad y la justicia.