ESPECTáCULOS
“En la música popular, lo que yo hice fue agarrar por otro camino”
Marcelo Boccanera festejará hoy sus “Veinte años de canciones” en el Teatro Alvear, con un espectáculo en que presentará temas nuevos.
Por Karina Micheletto
El nombre de Marcelo Boccanera puede sonar, para muchos, ligado al de Silvio Rodríguez, quien popularizó su tema “Del cielo a los andenes”. O al de Juan Alberto Badía, con quien compartió varios programas, de “Badía y compañía” en adelante. Desde hace 20 años, Boccanera recorre la Argentina y buena parte de Latinoamérica haciendo honor al título de “cantautor”, una etiqueta que a esta altura quizá quede demasiado amplia para servir como definición. Terminó de grabar un nuevo CD, Ultimo momento, arreglado y dirigido musicalmente por el guitarrista Esteban Morgado. Participan del disco, como invitados, León Gieco, Gabriel Ogando, el nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy, el argentino-costarricense Adrián Goizueta y un seleccionado de cuarenta músicos argentinos y caribeños. El trabajo ya tiene firmes posibilidades de ser editado próximamente en México, Costa Rica, Nicaragua, Uruguay, Cuba, Chile y otros países de Latinoamérica por los que Boccanera realizará una gira a principios del año que viene. En la Argentina, mientras tanto, las negociaciones discográficas se alargan bastante más y el disco recién saldrá en noviembre.
Boccanera sabe cuáles son las reglas del juego: “Si uno quiere que salgan, las cosas salen, a como dé lugar. Grabaré en una compañía más chica o más grande, o con alguna producción independiente. Lo importante es que voy a seguir siendo obstinado”, afirma. Para adelantar este CD aún inédito, y para celebrar sus Veinte años de canciones, se presentará hoy a las 20.30 en el teatro Alvear (Corrientes 1659), con entrada a dos pesos. El show contará con varios invitados especiales: Jairo, Antonio Tarragó Ros, Ignacio Copani, Gabriel Ogando y Raúl Porchetto.
Boccanera nació en Bahía Blanca, lugar al que regresa cada tanto para visitar a sus amigos y a su familia de la localidad portuaria de Ingeniero White. O para escaparse a Sierra de la Ventana, donde encuentra la tranquilidad necesaria para componer (de allí salieron “Despedida” y la rumba flamenca “Ella”, dos temas que integran su último trabajo). Hermano del poeta Jorge Boccanera e hijo de un milonguero que paseaba sus tangos por las cantinas de Ingeniero White (apodado Roberto “Delmar”, cuenta su hijo, por una cómoda alusión marítima), parece cosa natural que este Boccanera se haya hecho artista. Antes de su show en el Alvear, Boccanera, quien también se está presentando todos los viernes de septiembre en Matrix (Carlos Calvo 3652), dialogó con Página/12.
–Su carrera está marcada por constantes giras y proyectos en otros países. ¿Por qué?
–Las giras por Latinoamérica fueron proyectos que yo iba generando, invitaciones que iba teniendo. Por ahí pasaba que yo acá trabajaba, cantaba con León Gieco, con Tarragó Ros, pero en las grabadoras me decían: “Sí, lo tuyo mata. Pero para la gente es muy difícil de entender”. Esa fue una muralla que nunca me bajó los brazos, lo que hice fue agarrar por otro camino. Lo de las giras forma parte de lo que uno va buscando para crecer. Hay tipos que se imponen un camino, como una obligación: “tengo que grabar tantos discos, vender tantas copias, llenar tantos Luna Park”. Es una presión terrible. Conozco gente que se enganchó en esa locura y terminó muy mal, colgándose con drogas fuertes, hasta suicidándose. Otros pensamos que en la vida también están los hijos, la mujer, los amigos y la lucha por los espacios que nos corresponden. Uno puede tener maravillosas experiencias tocando en una cárcel o con Silvio Rodríguez en un estadio repleto.
–¿Cómo surgió la posibilidad de grabar con Silvio Rodríguez?
–En el ‘84 él vino a la Argentina con Pablo Milanés. Fuimos a buscarlo al aeropuerto con los poetas Armando Tejada Gómez y Hamlet Lima Quintana, unos viejos divinos, y una cantidad de músicos que por entonces formábamos el Movimiento de la Nueva Canción Argentina. Tuvimos asados de por medio, donde nos mostramos mutuamente las canciones, y ahí nació una amistad muy linda. En el ‘87, cuando Silvio vino de nuevo, grabamos “Del cielo a los andenes”. Fue un hito en mi carrera. Me abrió puertas de Latinoamérica, comenzaron a salir propuestas de trabajo interesantes. En el ‘90 hice una gira por La Habana y cada vez que Silvio venía a la Argentina me invitaba al Opera a tocar con él. Y para cerrarla con un moño, me invitó a Vélez, cuando festejó los 25 años con la música. Es un tipo increíble.