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Más de 200.000 italianos acudieron ya a los más de 900 cines en los que se exhibe la última película de Roberto Benigni, Pinocchio, que recaudó en su primer fin de semana casi 10 millones de euros. Nunca antes un estreno provocó tanto alboroto en Italia. “Quiero que la gente se sienta contenida, que se besen al salir del cine”, expresó el actor y director, quien ya tuvo un éxito internacional sin precedentes con La vida es bella. Las primeras críticas a Pinocchio no fueron brillantes, pero se trata de un fenómeno que va más allá de la película. Los comentaristas ven en el niño travieso de la nariz larga algo así como “la esencia nacional italiana” y todo el país vive ya la “fiebre Pinocchio”. Benigni arriesgó mucho en este proyecto. “Invertimos todo lo que teníamos, material y espiritualmente”, dijeron Benigni y su esposa Nicoletta Braschi, que encarna al hada buena que despierta la vida en Pinocchio. La película costó alrededor de 40 millones de euros (similar en dólares). La influyente revista semanal Panorama, que dedicó su portada al film, tituló: “Pinocchio, un verdadero italiano”.