ESPECTáCULOS › LA FERIA DE ARTES DEL IV MERCADO CULTURAL, EN BAHIA
El Mercosur de la cultura
Por Diego Fischerman
Como sucede con muchas ideas, la de la Feria de Artes del IV Mercado Cultural nació de una necesidad personal. Ruy Cezar Silva, su fundador y director, es actor y cuenta que siempre le preocuparon las manifestaciones más contemporáneas del arte. “Encontraba que el problema, una vez que producíamos nuestros propios espectáculos, era lograr que las noticias acerca de lo que hacíamos y las obras circularan. La dificultad era compartida por casi todos los artistas, plásticos, gente de teatro, músicos, bailarines. Ninguno de nosotros sabía cómo hacer para que, una vez elaborado algo, pudiera tener vida pública. El problema era con un punto específico de las políticas culturales, la distribución. Entonces fue cuando empezamos a conectarnos en una red de distribución, principalmente latinoamericana. La Argentina está desde el comienzo, con el Teatro del Sur de Alberto Félix Alberto, con Babilonia, alguna gente de Córdoba. Deseamos que las convocatorias sean cada vez más abiertas para que el sueño de lograr una mejor distribución para espectáculos de mayor calidad que lo que circula en el mercado comercial sea realidad”.
Entre los problemas con los que esta red se enfrenta está, también, el de la distribución discográfica. Cezar Silva ejemplifica: “El año pasado estuvo aquí el Chango Spasiuk, con un éxito increíble, y todavía no se puede conseguir ninguno de sus discos en Brasil. Ahora, un sello independiente de Brasil acaba de incorporar a su catálogo un disco notable de Carlos Aguirre (que tocó el día de la apertura junto a la Orquesta Popular de Cámara de San Pablo) y ése es un comienzo”. Una importante extensión del predio del inmenso Teatro Castro Alves está dedicada, para eso, a la Feria de las Artes, en la que stands de distintos países (y productores) son visitados por agentes y directores de festivales internacionales en busca de novedades.
Esa búsqueda de cosas no conocidas es compartida por el público, que llena la sala principal de ese teatro y otras más pequeñas, como la SESC de Pelourinho, donde en la noche del miércoles Juanjo Domínguez deslumbró a los bahianos, y la Vila Velha (en la que el miércoles se presentó el fenomenal trío de percusión conformado por Robyn Schulkovsky –reciente visitante de Buenos Aires, para el Festival de Música Contemporánea del San Martín–, Fred Studer, prócer del free jazz europeo, y Joey Baron, el baterista que tocó durante años con Bill Frisell). “El Mercado Cultural creó su propio público”, reflexiona Ruy Cezar. “Se parte de la base de que todo lo que hay es de una gran calidad y la gente se mueve por curiosidad. Hasta cierto punto, cuanto más desconocido es lo que se presenta, mejor.” Pero también los productores internacionales son curiosos. Así parece demostrarlo la cantidad que pulula por Bahía y el hecho de que las agendas –incluyendo las fechas de otros festivales– se hayan acomodado para permitir la asistencia al de Bahía.
La programación musical, con una oferta que va desde la música palestina hasta las argentinas Beatriz Pichi Malén y Liliana Herrero, pasando por La Chicana y una suerte de big band que actuará el viernes y que incluye nombres como el del pianista George Cables, el bajista Abraham Laboriel, el trombonista Curtis Fuller, el baterista Idris Muhammad y el guitarrista Larry Coryell, tuvo hasta ahora, como atractivos, a los miembros de la comunidad rural de Lagoa de Camisa, del estado de Bahía. Suerte de Voces Búlgaras brasileñas, en ese grupo de cantantes rústicos, varios de ellos ancianos, no hay nada del edulcoramiento que la música de Brasil sufrió en ocasiones al comercializarse. Armonías duras y poco habituales y la amalgama de la guitarra marcando una base rítmica heredada del Renacimiento portugués y una percusión indisimulablemente africana hacen de este repertorio de sambas de roda, batuques de roça, de chulas y cantigas de roda, un universo sumamente atractivo.