ESPECTáCULOS
Una gran orquesta de guitarras: el viejo sueño de Falú hecho realidad
El centro Cultural España será escenario hoy de un concierto en que treinta intérpretes tocarán al unísono un repertorio bien popular.
Por Mariano Blejman
La zona de Plaza San Martín será escenario hoy de un experimento musical: una orquesta de treinta guitarristas tocará al unísono un seleccionado de canciones, tangos y temas del folklore. Sus músicos seguían ayer ensayando sin descanso, preparándose para la cita de hoy a las 18.30, en el Centro Cultural España (Florida 943). La idea de juntar guitarras, y hacerlas andar al unísono, surgió cuando Canal 7 le pidió al tucumano Juan Falú que convocara a un grupo de músicos para tocar el Pericón Nacional, el 25 de mayo pasado. Falú juntó a unos 60 guitarristas de varios puntos del país, y todos ellos ensayaron la pieza en cuestión. El espectáculo se grabó en Canal 7 y el día esperado los músicos y sus familiares se juntaron a ver lo que habían grabado. Pero inesperadamente el show no se vio.
“Algún iluminado pensó que no tenía el nivel deseado y no la emitió”, dice Roberto Calvo, quien colaboró por entonces con Falú y se quedó luego dirigiendo el grupo, además de seguir tocando en Quinteto Ventarrón. A modo de resarcimiento, en octubre, Falú propuso al entusiasta grupo que abriera el Festival de Guitarras del Mundo. Así fue como la gente siguió juntándose y, con el apoyo del Centro Cultural de España, ensayaron estos meses para cerrar el llamado Guitarrazo en plena calle Florida. Allí, la treintena de guitarras –que alguna vez fueron solistas– tocará un corto pero contundente repertorio de tangos y folklore.
Estos meses de ensayo fueron una especie de mancomunión inesperada. “Fue como una asamblea barrial, que en vez de expresarse con palabras lo hace con el instrumento”, cuenta Calvo. En el encuentro confluyen guitarras de todos los talantes, de todos los tamaños y de casi todos los rincones de la ciudad y el Gran Buenos Aires. “Mucha gente del Conurbano juntaba las monedas para poder venir a ensayar una vez por semana”, puntualiza el guitarrista, que ha visto llegar cuerdas desde Solano, Avellaneda, Quilmes, Devoto y Entre Ríos. Entre los invitados especiales, en tanto, estará el Quinteto Ventarrón, que viene de presentar su disco en el Colón.
La experiencia, que ya cambió definitivamente de nombre, iba a denominarse Conjunto Argentino de Guitarras (CAG). Pero la cacofonía de la sigla distraía a los músicos a la hora de dar explicaciones. “La música es el eje de conducta. A través de la guitarra se liman posibles diferencias generacionales, posibles diferencias de formación musical y discusiones ideológicas”, cuenta la psicóloga Betina Bobrowicky, otra de las integrantes del Guitarrazo que está “en algún año” del Conservatorio entre las cuerdas.
Entre las obras elegidas figuran “Libertango”, de Astor PiazzolLa, y “La olvidada”, de los Hermanos Díaz, convertida en famosa por Atahualpa Yupanqui. “El grupo mostró su potencia cautamente, pero a raíz del entusiasmo viene progresando mucho”, reflexiona Calvo, para quien las guitarras son las partes de un todo que ya no podrá separarse, un ente que se nutre de las personalidades de cada uno. Hay integrantes sexagenarios y hasta un músico de siete años: el bombista Pehuén Berdún. Para Carlos Niccolini, otro de los integrantes del grupo, el Guitarrazo es una forma de constatar que la música es, realmente, un lenguaje universal. “Hacía muchos años que no tocaba la guitarra. Llegué porque me recomendaron venir y ahora estoy feliz de poder tocar otra vez después de 20 años”, dice Niccolini, que ya pasó la barrera de los 60 y dejó de ser espectador para volver a subir al escenario. Según Calvo, entre los antecedentes de grupos de numerosos guitarreros se encuentra el Maestro Villavicencio de la vertiente cuyana, aunque también hay experiencias similares en México y Japón. Para Calvo, “nuestro Guitarrazo apunta más a lo orquestal que a lo artístico. A partir del año que viene vamos a buscar el profesionalismo, pero sin perder arte. Lo más importante de todo es la alegría de tocar”.